Publicat dins: Video - 05/05/2011
FLORES EN LA BASURA
Roberto Moso
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Fragmento de la introducción.
La vida de un ser humano es efímera e insignificante en el inabarcable océano del tiempo, pero a poco que dure, es bastante lógico que experimente cambios e incluso contradicciones. Cuando hace unos años, los pistols volvieron a los escenarios, se encontraron de pronto incapaces de asimilar la fiera que habían creado. Las masas de jóvenes cabreados del 2000 asustaron a los líderes de la provocación del 77.
Pero los lamentables desvaríos posteriores no descalifican lo que supuso la banda en su día. Tampoco la ristra de elepés infumables de Lou Reed, Bob Dylan, Pink Floyd, Jethro Tull ó Rubén Blades por poner algunos ejemplos, arrancarán sus páginas en la historia de la música POP ni mermarán su importancia en la vida de aquellos que los idolatramos. En aquel mismo año en el que los Pistols daban el campanazo, un grupo de amigos de Santurtzi, en Bizkaia, se constituían en banda de rock. Era sólo eso, una constitución formal, una especie de pacto sin mayor solidez que nuestra ilusión y el reto de “a ver hasta donde somos capaces de llegar”. Ocurrió en verano, en el patio de una cervecera con vistas a las grúas y “containers” del puerto autónomo de Bilbao. Desde el principio quedó claro que sería en euskera y que sería rock & roll, sinónimo para nosotros de ruido, velocidad y fiesta insolente..
Lo del idioma no respondía, como pudiera ocurrir en otros casos, a nuestra expresión natural. Ninguno de nosotros lo sabíamos hablar. Sin embargo todos lo apreciábamos, lo apoyábamos y en nuestras excursiones montañeras envidiábamos a los euskaldunes bilingues con los que aspirábamos a entendernos algún día en euskera. Ocurren cosas similares a menudo. El cubano más internacional era el argentino Ernesto “Che” Guevara, el mayor exponente de la canción francesa era el belga Jacques Brel y uno de los principales escritores en lengua vasca fue Gabriel Aresti, euskaldunberri que desarrolló toda su obra en el Bilbao del franquismo. A veces, la necesidad de superar los prejuicios para ser reconocido en tu labor, hace que inviertas un plus de energía, que te esfuerces el doble en sacar adelante tu proyecto. Es por quizás, que la mejor banda de rock de todos los tiempos sean los AC- Bon Scott -DC, que no eran británicos ni yankees sino australianos. El propio Fermín Muguruza, nuestro rockero más internacional, aprendió también el euskera de adulto.
La historia que he querido contar, y que tú y otros animosos lectores os habéis atrevido a empezar, no pretende ser rigurosa ni enciclopédica. Otros trabajos han penetrado en los aspectos biográficos y sociológicos de lo que fueron los locos años 80 en Euskal Herria y poco tengo yo que añadir. Lo que querido relatar aquí es una visión en primera persona de una aventura que se desarrolla en un tiempo y en un lugar: la convulsa Euskadi de finales de los setenta, principios de los ochenta, de la juventud y sus zozobras, de nuestro esquizofrénico país, de la envidia y de la magia, que afortunadamente existe y nos hace concebir la esperanza de que todo esto no es un puto accidente en el que estamos todos fatalmente involucrados…
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5 comentaris
joan carles usó
7 de maig 2011, 04:45 AM
1M’agrada la descripció que fa Roberto Moso de la Barcelona del 76. Uns mesos abans d’integrar-se com vocalista del grup de punk-rock Zarama, recorda el viatge que va fer a BCN amb els seus col•legues Txus i Laiki per a veure l’actuació dels Rolling Stones a la Plaza de Toros de Las Arenas:
La Barcelona del 76 era un alucinante hervidero de movidas. Los tres asustados pipiolos recorríamos las Ramblas una y otra vez sin ojos suficientes para asimilar tanto impacto. Había gente extraña por todas las esquinas: músicos, teatreros, acróbatas, sirleros, oradores improvisados, “hare-khrisnas” tocando el tambor, puestos de formaciones políticas inverosímiles, sectas que predicaban llegar a Dios a través del sexo o la lechuga, vendedores de todo tipo de sueños… En aquel viaje, la actuación más “punk” no fue precisamente la de los Rolling. Mi hermano mayor me había hablado con admiración de la “Bodega Bohemia”, en pleno barrio chino y con más miedo que vergüenza nos internamos por aquellas callejuelas y localizamos aquel antro inmundo. Aquello sí que nos impactó. Actuaban en un minúsculo escenario viejas “glorias” de la copla y el cuplé sumidas en el ocaso. Sus fotos de juventud adornaban las mugrientas paredes del local. Era un espectáculo decadente y sin embargo no diría que fuese triste. Los artistas tenían tablas suficientes para hacernos reír y los parroquianos les provocaban constantemente para poner a prueba su ingenio. A veces podía parecer que se rozaba la ofensa grave, pero en el fondo, había como un código no escrito por el cual todos sabían que se trataba de un juego, algo parecido a lo que ocurre con los bertsolaris. Allí sí había “punk”.
Fantàstic!
ddaa
7 de maig 2011, 09:46 AM
2Yo también estuve en aquel concierto (me tocó la entrada+viaje en un concurso) pero, tras toda una noche de viaje en el autobús desde Donosti, cuando salieron los Rolling Stones después de los teloneros (The Meters y John Miles), me resultó muy difícil mantenerme despierto, incluso mojándome la cara y atiborrándome a cocacolas, así que apenas recuerdo la traca final y los botes de humo que lanzaban los grises dedsde fuera de la plaza de toros. Tenía 15 tacos y era mi primer concierto internacional. Una pena.
Gero
7 de maig 2011, 02:44 PM
3La Bodega Bohemia fue un local de lo mas felliniano que recuerdo. Faraonas y Reyes de la copla mas decadente desfilaban por sus tablas. Aquello era una dosis letal de puro cañí, si alguien tiene fotos por favor que las envie, es una pena que no se conserve nada de aquellas perlas del Paralelo.
joan carles usó
8 de maig 2011, 01:08 PM
4Gero, tinc una foto de la Bodega Bohemia i un parell més del London (en les que a lo millor podeu reconéixer a més d’un o una). Les escanejaré i li les enviaré al nostre webmaster Canti per a que les penje on més convinga. Va bene?
Gero
9 de maig 2011, 12:52 PM
5Perfecte Joan Carles, encara tinc imatges al meu cap. La Bodega Bohemia pertany a la llegenda de la Barcelona mes canalla i cañí, malahuradament desaparegua sense deixar masses pistes, victima sens dubte de la corrent pijosociata que desde l’ajuntament ha practicat una creuada contra els locals que no eren correctes (per ells, es clar)
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