Publicat dins: Premsa - 09/06/2011
Gaspar en Marruecos, 1970. Fotografia: archivo familiar
Gaspar Fraga, por José Ribas
Estoy en la redacción de una revista independiente que va viento en popa a toda vela. Quizá una de las venturas de Cáñamo, la revista de la cultura del cannabis, resida en que se forjó en una asamblea de la Asociación Ramón Santos de Estudios sobre el Cannabis (ARSEC), con sede en Barcelona ligada a la librería Makoki, cuyo objetivo es la legalización de la marihuana. Fue a finales de 1996, en la sede de Comisiones Obreras (CCOO). Un asociado con mucha historia underground cortó las discusiones y dijo ante los 500 asistentes: «Creo que tenemos que abandonar el periodo panfletario y pasar a una fase normalizadora. Os propongo la creación de una revista que llegue al quiosco».
Cuatro años después, aquel asociado, Gaspar Fraga, es director de Cáñamo, revista que vende casi 40.000 ejemplares. No han tenido problemas con la autoridad en lo que se refiere a la libertad de expresión. Para muchos popes del Estado esta revista cumple una función social y da cuenta de un tejido amplio, que existe y que ha conseguido que «todos» los grupos representados en el Parlament de Catalunya hayan acordado proponer la legalización del uso de la marihuana con finalidades médicas.
«Vivimos un momento dulce y buscamos la colaboración de escritores que no militen únicamente en la cultura del cannabis, como Mariano Antolín Rato o José Luis Fajardo, para no dar pie a que se nos considere secta de fumetas. Queremos abrirnos a la ecología, a las filosofías antiglobalización y contra el pensamiento único».
Recuerdo al emprendedor Gaspar Fraga – el hombre que inventó en la década de los 70 una editorial freak y alternativa Rock Comics – corretear por La Rambla de los 70 o por el Magic, el primer espacio multimedia, con las alforjas cargadas de proyectos que supo convertir en realidad a pesar de la censura y de los muchos juicios que le cayeron y que casi siempre ganó. «Lo primero que publiqué como editor independiente fue una biografía de Frank Zappa. Le siguieron la de King Crimson, los Stones y la de Lou Reed con aquella tapa de Nazario que el jefe de la Velvet copió sin pagar derechos en la portada de uno de sus discos. Y en tebeo, edité San Reprimonio y las pirañas de Nazario con prólogo de Terenci Moix».
Gaspar además era hippie, escritor, reportero y asistió al primer Canet Rock, el del verano de 1975, que fue el primer festival a lo Woodstock que se celebró en España. «Hice una crónica que titulé Canet Rock, campo de concentración sin rock, que no pude publicar aquí sino en una revista de Valencia porque todos os pusisteis de uñas. Yo decía: “Oye chico, yo he estado en Londres, en París, en Norteamérica y he visto rock de sobras para decirte que esto es una imitación”. Todo lo bonito que quieras pero era poco más que folclórico. Además, el recinto estaba rodeado por una tremenda alambrada vigilada por picoletos que llevaban fusil. Aquello me condenó al ostracismo y no pude volver a publicar en ninguna revista».
Gaspar, por aquel entonces, tenía 30 años y llevaba ya mucha dinamita a sus espaldas.
Por avatares de la vida, Gaspar tuvo una infancia sin raíces. A su padre, director de Paradores Nacionales, le destinaban cada dos años a un lugar diferente. «Mi padre era de Valls y militó en el POUM. Tras los hechos de mayo de 1937 se exilió. Cuando volvió a España, fue encarcelado y luego consiguió integrarse en la sociedad como maître sumiller. Finalmente, logró montar con dos socios un parador de carretera en Ávila, junto al pantano de Alberche. Los hijos de aquellos socios iban a un colegio de Alicante que formaba a los cuadros de Falange y que estaba situado en la prisión donde mataron a José Antonio. Supongo que mi padre se sintió obligado».
Cuesta imaginar a Gaspar Fraga, vestido con la camisa azul, desfilar entre los pasos de Semana Santa por la Rambla de Alicante. Se volvió un gamberro. Muchas tardes, durante las horas de estudio, saltaba la tapia, se subía a un tranvía y se iba al centro en busca de oxígeno hasta la hora de la retreta. Infligió las normas, se quedó sin puntos y al segundo año fue expulsado. Y se fue a Madrid, donde acabó el bachillerato y empezó Ingeniería. «Me volví bastante golfo. Viví cerca de las Ventas. Con un chaval del barrio iniciamos un negocio de ratero. Comprábamos unos folletos en varios idiomas que explicaban lo que eran las corridas de toros por unas ocho pesetas, que vendíamos a los turistas que iban a las corridas por más de 100. Los beneficios nos los jugábamos en juegos rápidos de baraja. Más tarde me aficioné a los mesones, donde conocí a una chica francesa con la que me escapé de casa».
Tras vivir en varias pensiones y sortear dificultades, la joven pareja decide irse a París. Gaspar convence a su padre y se matricula en la Sorbona, 1964, para estudiar filosofía pura. Se hace amigo de situacionistas, existencialistas. En ocasiones trabaja como ayudante de un fotógrafo de moda.
El 14 de mayo de 1968, tras haber levantado adoquines contra los CSR y permanecer algunos días encerrado en el Odeón, en pleno festín revolucionario, Gaspar se casa con su amiga en una alcaldía de barrio.
La situación se precipita cuando un CSR le da el alto, descubre las heridas en las manos por lo de los adoquines y le dan tres días para salir del país cuando la huelga general se ha extendido por toda Francia. La pareja huye a Cadaqués en plan hippie. «Fue casarnos y tirarnos los anillos a la cabeza. En Cadaqués nos separamos. Yo me fui a Gibraltar a hacer un reportaje sobre el norte de África. En Marruecos fumamos mucho, hicimos muchas risas y nos hicimos fotos, una de ellas me costó una pesadilla. Y es que de vuelta a Madrid, a un compañero la policía le pescó una de esas fotos en la que yo salía con chilaba fumando un porro».
A Gaspar, que no le pillaron nada, le aplican la Ley de Peligrosidad Social y lo internan en el psiquiátrico de Carabanchel junto a locos de verdad. «Me pusieron un mono azul, me cortaron el pelo al cero y cada día me daban dos somníferos. Protesté y me metieron en la cárcel. En la galería coincidí con Marcelino Camacho y los del juicio 1.001 y con los cantantes Miguel Ríos y Henry Stephen. No me pudieron condenar por nada pero me obligaron a vivir a 300 kilómetros de Madrid. Fue entonces cuando decidí vivir en Barcelona. Corría el año 70 y me pareció una ciudad abierta y europea. No me costó conectar con los freaks locales».
En 1992 Gaspar sufrió una depresión muy honda, la peor de su vida. La superó, y conectó con ARSEC. Cáñamo es hoy una revista viva que conecta con jóvenes y veteranos de muchas movidas.
Publicado en El Mundo (Cataluña), sábado, 24 de marzo de 2001.
Publica la web sense nom por cortesía de José Ribas.
(Derechos de copia)
12 comentaris
josep maria
10 de juny 2011, 10:43 PM
1Estaria molt bé tenir “Canet rock, campo de concentración sin rock”, l’article del Gaspar Fraga, més que res per tenir un punt de vista diferent i ben heterodox. Si no m’equivoco, en el segon Canet rock l’Oriol Tramvia va cantar una cançó en què també comparava el festival amb un camp de concentració. I recordo que un dels números del Rock Comix va ser sobre el rock català del moment: Riba, Sisa, Tramvia i laietans.
joan carles usó
12 de juny 2011, 08:41 PM
2El propi Gaspar deia que el va tenir que publicar en una revista de València. D’entrada vaig pensar en “Valencia Semanal”, però després vaig caure que aquell setmanari va començar a publicar-se a finals del 77… Hi ha algú que puga averiguar en quina revista va sortir… De tant en tant jo visite l’Hemeroteca Municipal de València i podría intentar localitzar-lo, escanejar-lo i enviar-li’l a Canti per a que l’edités a lwsn.
ddaa
12 de juny 2011, 10:46 PM
3Esto lo contaba el propio Gaspar en el Cannabis Café:
“Además de la euforia de asistir a un festival juvenil, todavía en vida de Franco –que murió meses después–, la denominación Canet Rock no fue sino una maniobra mercantil de La Trinca para prolongar el Canet Folk, actualizado con la nueva moda juvenil del momento.
Algunos jóvenes, ya acostumbrados a los festivales extranjeros en los que vieron actuaciones de los Stones o Led Zeppelin, protestaron de aquel primer “festival de rock” en el que el incipiente rock que se mostraba estaba liderado por el tan personal rock de Pau Riba o Sisa, intercalado con Pi de la Serra o Ia i Batiste, que muy poco tenían del rock que se hacía fuera de Cataluña en esos días.
Un festival en el que a un verdadero representante del Rock Catalá, Oriol Tramvia, no le dejaron actuar en el escenario principal sino en otro pequeño e improvisado en la zona final y trasera del descampado de barbecho sin acondicionar, Can d’en Sala, que era el lugar en que se improvisó el Canet Rock.
Un fotoreportero musical publicó una crónica del festival titulada “Canet Rock un campo de concentración sin rock” en una revista musical valenciana (Mundo Musical) porque los jerifaltes de La Trinca le condenaron al ostracismo por titular así a lo que presenció y por ello fue vetado en las publicaciones barcelonesas del momento.
Una alambrada rodeaba el campo de barbecho, el polvo levantado por tantos jóvenes ansiosos de libertad era irrespirable, la música era apenas audible por la deficiente instalación sonora y la guardia civil vigilaba tras de las alambradas con tricornio y el subfusil Z-45 en mano: Un campo de concentración juvenil sin rock.
Ese es mi recuerdo y aunque lo disfruté por ser uno de los primeros festivales (ya hubo antes otro, en Granollers en 1970, con King Crimson, que fue mucho mejor) a los que asistí en España, la verdad que vi fue así.
Al año siguiente La Trinca permitió que actuara en el escenario principal de Can Sala, en Canet Rock, a Oriol Tramvia, uno de los rockeros catalanes contestarios del momento. Un incomprendido que cantaba en un alarde punk “Els gossos de Martorell”…”
Canet-Rock 1975
joan carles usó
12 de juny 2011, 11:14 PM
4Estupenda aportación… Cuando me acerque con tiempo por Valencia, veré si en la Hemeroteca Municipal se conservan núms. de la revista “Mundo Musical”, y en particular el que incluyó la citada crónica.
pfanes
13 de juny 2011, 07:35 PM
5Docs un servidor s’ho va passar la mar de bé en aquell “ camp de concentració”. El Pla d’en Sala, quands records.
Es que la gent de la critica músical “sois la hostia, he.” Moltes paraules per a no dir res.
joan carles usó
13 de juny 2011, 07:53 PM
6He preguntat a l’Hemeroteca Municipal de València i no conseven cap núm. de “Mundo Musical”. En la biblioteca de la Societat Coral “El Micalet” tampoc. Pel que aconseguit averiguar la revista la va fundar al 1968 Miguel Siurán, locutor de l’emisora valenciana Radio Popular i també mànager i/o representant del cantant Nino Bravo… Crec que no serà gens fàcil trobar l’art. eixe sobre Canet Rock que deia Gaspar.
josep maria
13 de juny 2011, 10:00 PM
7@pfanes:
Em penso que tan bé està que tu i tants d’altres us ho passéssiu la mar de bé al Canet rock com que algú, contra la tendència general, el critiqués. Les dues postures són igualment respectables i si la del Gaspar ens interessa als que seguim aquesta pàgina és com a contrast, com a veu dissonant.
@ddaa:
És curiós que el Gaspar va donar un parell de dades equivocades en el fragment que cites: d’una banda, el Pi de la Serra no va actuar en el primer Canet rock (crec recordar que estava anunciat en el quart, però no sé si hi va arribar a cantar), i per l’altra una cosa és el festival de Granollers i l’altra l’actuació de King Crimson a la mateixa ciutat. I insisteixo que el Gaspar també va editar un Rock comix sobre el Pau, el Sisa, la Mirasol i companyia, del qual només recordo un còmic del Rubiales sobre l’Oriol Tramvia.
pfanes
13 de juny 2011, 10:47 PM
8El que vull dir es que importa poc si era un festival de Roc o de Canço o de Sardana genovesa. En aquells s anys la Trinca encara no eren de la Màfia i els milers s d’arreplegats que anevem als festivals a gaudir de la poqueta lliebertat ens ho passavem de felicitat absoluta. Pols i filferro i que?. A fora era pitjor. Roc i canço i que?
Despres del desert, un bri de màgia sempre animava. Els gats tenen quatre peus.
I el pla d’en Sala segur que té un gruix de vibracions favorables de les més clares del paìs.
ddaa
14 de juny 2011, 12:40 PM
9No hay duda de que la memoria es frágil, josep maria. Lo bueno de páginas como esta es que se pueden corregir los fallos individuales de memoria e ir sacando la verdad poco a poco y entre todos. Por lo menos, el testimonio de Gaspar deja claro que él no fue el autor del artículo en cuestión -le deseo suerte a Joan carles en su búsqueda
ddaa
19 de juny 2011, 05:22 PM
10Aprovecho este hilo para recomendar una entrada del blog Estación Terrapin sobre el número de Rock Comix dedicado a los Grateful Dead, que Oscar Ruiz ha fotocopiado íntegramente. Y si lo pongo en este hilo es porque Gaspar Fraga se curró todos los textos bajo su seudónimo Freaky Molina:
Estación Terrapin: Reliquias Dead del underground en la España de los años 70
ddaa
17 d’octubre 2012, 06:15 PM
11Sólo quería recordar que hoy se cumplen tres años desde el fallecimiento de Freaky
Canti
17 d’octubre 2012, 07:56 PM
12La hostia, como pasa el tiempo! Me fumaré un porro en memoria de Gaspar.
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