Publicat dins: Articles - 04/05/2014
Article de Santi Palos publicat anteriorment a la secció de cultura del Diari de Terrassa el divendres, 28 de març 2014.
En estos días de marzo, a los terrassenses nos puede suceder algo tan asombroso, tan embellecedor del instante cotidiano, como toparnos, al doblar una esquina, o caminando por las calles, con una obra de uno de nuestros artistas más extraordinarios y menos conocidos, reproducida a gran tamaño y desplazándose por la calzada. La misma obra que, en dimensiones más reducidas, tiene durante este mes una presencia abrumadora en la ciudad. Es un cuadro de Mitus Aurell, y su elección como imagen del 33 Festival de Jazz de Terrassa ha hecho que sea reproducida en carteles, pósters, anuncios e incluso la parte posterior de los camiones de reparto de una marca de cervezas.Mitus la pintó en 1980 y la donó al Club de Jazz de Amics de les Arts (forma parte de la colección artística de la Nova Jazz Cava), que, al escogerla como cartel, nos ha devuelto la memoria de este pintor absolutamente único, fallecido el pasado mes de agosto a la temprana edad de 58 años.
Mitus Aurell (Jaume Aurell i Bach, Terrassa, 1954-2013) comenzó a dibujar, de manera totalmente autodidacta, y con “dacs”, a finales de la década de los setenta, cuando vivía en el barrio barcelonés de la Ribera. Trabajaba entonces corno pintor de paredes, lo que le hizo descubrir las posibilidades de una materia inicialmente tan poco artística como el esmalte sintético, que utilizaría durante toda su trayectoria. En esas primeras obras, algunas realizadas sobre cabeceras de cama, o piezas de muebles que encontraba en los contenedores de su barrio, ya se advierten algunas de las características que serán constantes en su arte: cierto aire entre grotesco e ingenuo, un sentido del humor, un ambiente onírico, el absurdo. A Mitus le salió enseguida, sin proponérselo, un universo creativo completamente propio, que pronto comenzó a tener un pequeño grupo de admiradores y seguidores.
DIFUSIÓN DE SU OBRA
Expuso por primera vez en 1979, en una colectiva en la librería barcelonesa Barra de Ferro, y al año siguiente hacía su primera individual en Cadaqués. Su obra traspasó fronteras pronto (entre 1983 y 1986 hizo individuales en Chamonix, Amsterdam y Rotterdam) pero esta difusión internacional no tuvo continuidad. En 1984, con motivo de su participación en la colectiva “Cuatro nuevos pintores”, en la galería barcelonesa Ciento, la crítica de arte Victoria Combalia escribía de Aurell corno un pintor que se servía del lenguaje nai’f y del cómic. Influencias, corno la del pop art, que el artista negó a este periodista en abril de 1989, al comentar la exposición individual que exhibía entonces en Amics de les Arts. “Ni leo cómics ni veo exposiciones de esos estilos”, explicó. Tal vez haya algo de ‘naif’, no en el sentido de querer pintar corno un niño, sino en hacerlo con algo de ingenuidad.”
Su trabajo no tenía sus fuentes en la historia del arte sino en su propio subconsciente, en su vida, en su capacidad de improvisar, en un simbolismo propio, y su posicionamente en el arte parecía combinar un sincero apasionamiento y una humildad notable. A lo largo de los añosochenta y principios de los noventa, el trabajo pictórico de Mitus fue ganando en dedicación técnica y recursos. En 1993 le fue detectado un tumor cerebral, que inicialmente no impidió que siguiera pintando y exponiendo. En 1996 realizó la exposición más importante, una antológica de todas sus etapas en el Centre Cultural Caixa Terrassa.
Casi todo está por hacer para que Mitus deje de ser un artista desconocido: la gran exposición, el libro, los estudios. Por ahora, lo suple una fantástica web (www.mitus.cat) donde descubrir su obra y su personalidad única.
“No recreaba. creaba: verdadera vanguardia, Martí Sans subraya el carácter personal y único de su obra”
El productor videográfico Martí Sans (Barcelona, 1954) es el artífice de la web dedicada a Mitus Aurell (www.mitus.cat), y uno de los mejores conocedores y admiradores de su obra. El retrato que le hizo (reproducido junto a estas líneas) lo escogió para ilustrar su artículo ¿De qué hablamos cuando hablamos de contracultura?, en el número 10 de la prestigiosa revista “de viajes interiores” Ulises.
¿Cómo conoció y qué relación tuvo con Mitus Aurell?
Mi relación con Mitus se remonta a la generación anterior. Mi madre y su padre se conocían de pequeños. Después, en los años sesenta, se reencontraron, ya casados, y se hicieron muy amigos. Yo de pequeño trataba más a su hermano Bernat, pero a finales de los ochenta comencé una relación muy estrecha con Mitus. Viajamos juntos y también montamos la asociación Moksa, un grupo en torno al debate y la promoción de las expresiones artísticas a contracorriente de las modas.
¿Por qué sería importante, o digna de tener en cuenta, o qué aportaría al arte catalán de su tiempo su obra?
Yo parto de unos criterios de valoración heterodoxos. Para mi una obra (plástica, fílmica, literaria) ni es “importante” ni “digna de tener en cuenta”, sencillamente te gusta o no te gusta y punto. Tampoco sé qué es exactamente el “arte catalán” ni si Mitus aporta alguna cosa a él, pero lo mismo podría decir de Tapies o Piensa. Ahora bien, si me fuerzas mucho la respuesta, ¿qué aporta?: una mirada diferente. Y ésto, en el tedio generalizado del arte contemporáneo y la pedantería conceptual, es muchísimo. Desde que Duchamp dijo que el arte es aquello que dice el artista, se ha colado tanto gato por liebre que el resultado es nauseabundo. Antes lo importante era el arte, y a veces no sabías ni quién lo hacía; ahora son los artistas, y a veces cuesta saber donde está el arte. ¡Los artistas han acabado con el arte!
Y este estado del arte contemporáneo, Mitus…
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Iba por libre, era un corriente de aire fresco en el previsible panorama de las vanguardias. Porque lo que hacía Mitus es, pese a él, verdadera vanguardia. No recreaba, creaba, y lo hacía rehuyendo el catecismo de las vanguardias. Su obra es agradable de ver, no tiene miedo de la belleza, ni de explicar una historia, tiene sentido del humor, pero sobre todo es insobornablemente personal e identificable: un Mitus es un Mitus, y no puede ser de nadie más. No copia, no se inspira en nadie. ¡Hay tan pocos que puedan decir esto hoy en día!
¿Qué tienen sobre todo sus obras?
Trabajo, laboriosidad. Mitus tardaba de quince días a un mes en acabar una obra y todo partiendo de una técnica cuidadosa, pero inventada, absolutamente autodidacta. Mitus es un artesano, en el sentido más noble de la palabra. Dicen que la diferencia entre artista y artesano es que el primero cuando entra en el estudio no sabe qué hará, pero la mayoría de artistas actuales se han convertido en artesanos de si mismos. Mitus tenía la inspiración del artista y el amor reverente del artesano.
¿Cuál ha sido la difusión y la valoración de su obra hasta ahora?
Mitus no expuso demasiado, ni se promocionó nunca de la manera en que lo hacen la mayoría de pintores que llegan a ser conocidos y cotizados. Tampoco tuvo un marchante que lo convirtiera en un “producto”, y además nadaba contracorriente. ¿Si merecía más reconocimiento? Ya estamos en lo mismo de antes: la subjetividad. Para mi sí, sin duda, pero, ¿quién decide aquello que es arte y aquello que no lo es? Todo es una gran martingala de intereses creados, amiguismo, etc, que tiene poco que ver con la calidad intrínseca. Por otra parte, ¿por qué el mercado del arte habría de ser diferente de lo que vemos en la política o la economía?
¿No es un artista un tanto de culto, en algunos ambientes de Barcelona? Un libro del poeta Pere Serrahima, “Di-ver-sos”, tiene como portada una obra suya. En cambio, no aparece en La Web Sense Nom, el portal de referencia sobre la cultura alternativa barcelonesa de los años setenta.
Fuera de un pequeño círculo de amigos y familiares no es conocido ni reconocido. Pere Serrahima es un amigo de Nuria, su hermana. Le compró un cuadro y lo utilizó como portada para uno de sus libros de poesía. La Web Sense Nom en realidad pertenece a una tribu urbana bien concreta de aquella época: los freaks, los hippies locales o como quieras llamarlos. Mitus solo participó en ella de forma muy tangencial. También en esto fue un heterodoxo.
Con la elección de una obra de Mitus Aurell (1954-2013) como imagen de esta edición, el festival de Jazz ha reivindicado un pintor terrassense singular y heterodoxo.
Texto Santi Palos
Foto Archivo Diari de Terrassa
Publica la web sense nom per cortseia de Santi Palos
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1 comentari
el joven elfo
7 de maig 2014, 08:51 PM
1Mola lo que hace este tío
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