Barcelona, fragments de la contracultura, Genis Cano, Coor. David Castillo, Ajuntament de Barcelona, 2010.

La generación de las bicicletas

Hace unos días asistí a un curioso acto social organizado por el ayuntamiento de Barcelona. Se trataba de la presentación del libro “Barcelona, fragments de la contracultura”. Allí me encontré con unos amigos que habían sido invitados oficialmente presumiblemente por su adscripción a eso llamado contracultura. Durante el evento se formo un grupo bastante numeroso a la izquierda del escenario, que contrastando con la gravedad institucional del acto, reían, se movían y hablaban, demostrando de alguna manera que estábamos allí, sanos y activos.
Gran parte de ese grupo lo formaban personas que participaron en esos momentos y que continúan, hoy en día, con su trabajo creativo cuestionando ese sistema que paradójicamente, ese día, los homenajeaba, con la intención puede de acabar de enterrarnos a todos.
Después unos cuantos fuimos a comer juntos, y durante esa comida tuve una sensación de incomprensión de mi papel en medio de aquel grupo.
Nací el verano del 1969, ahora tengo 40, mi generación aparecimos en los últimos años de la dictadura, los suficientes para captar su grisura absoluta. Crecimos yendo de excursión, con esos monitores y sus canciones revolucionarias, decía un amigo “…parecía que nos entrenáramos para la guerrilla”. Con la utopía en la cabeza fuimos los últimos en creer en la revolución. Y llegamos a la adolescencia rodeados de punk y misticismo. Pero todo se derrumbó muy deprisa, perdimos toda fe en el sistema en el referéndum de la OTAN.

Perdimos los referentes, de golpe todo había acabado y nosotros acabábamos de empezar. Mitificamos a los hippies como teníamos mitificados a los milicianos, éramos descendientes de dos revoluciones fallidas y no íbamos a ser menos.
Intentamos con las organizaciones políticas una vez más, y una vez más fracasamos y nos fuimos radicalizando. Soñamos con las comunas rurales y nos tiramos al monte (algunos), para crear allí una pequeña utopía.
Revivimos el espíritu positivo de la contracultura y resucitamos todos los elementos necesarios, de Ginsberg a Kesey, del Living Theatre a Jerry Garcia del LSD al budismo zen.


Celebrando el 50 aniversario, año 93
La Web Sense Nom publica aquesta fotografia per cortesia de J.A.C (drets de còpia)

Y el año 93 nos bendijo con el 50 aniversario del LSD, lo celebramos por todo lo alto y algo sucedió, los que eran más jóvenes que nosotros nos buscaron con las preguntas adecuadas y creímos de nuevo en que todo lo que hacía falta era amor.
Buscábamos y encontramos, empezaron a aparecer libros y editoriales, como la Liebre de Marzo, que no reeditaban material antiguo sobre psicodelia sinó que aportaban material totalmente nuevo. Florecieron los grupos de música inspirada en la LSD y fanzines como “La chica de la montaña” nos dieron una unidad filosófica y mítica. Todo este movimiento cristalizó en “Los encuentros psicodélicos” el año 1997, en el CCCB, que se organizaron de manera asamblearia, con presupuesto 0$ y donde asistieron unas 3000 personas. Los encuentros son para mi generación el equivalente a las jornadas libertarias del 77 para la generación anterior.
Y allí rompió la ola.., después un lento declinar para quedar muy pocos con esperanza aún


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Hoy 2010 todos volvemos a estar aquí, con las viejas preguntas y los sueños eternos, mezclándonos entre personas con diferentes viajes, pero esperanzas comunes. Y seguimos…
Salud
J.A.C.