Aquest és el reportatge on surt la foto que tan s’assembla a la que va enviar el Sr. Fanés. L’home que es veu d’esquenes que sembla que no toqui res és en Joan Bofill que va arribar a ser un bon saxofonista i flautista. Fa temps va morir en un accident domèstic. Jo estic tocant un Mi menor a la guitarra; en sabíem tan poc en aquella época que el Joan ens demanava que toquessim en La menor i d’aquesta manera podia improvissar sense haver de fer notes sostingudes ja que encara no es sabia totes les posicions.
Ara, llegint el reportatge i la secció musical del Garbo, em xoca veure els Pan y Regaliz i tota la colla en una revista tan hortera. A la portada sortia el Victor Manuel, la Lola Flores i el Manolo Escobar. Es tracta del Garbo, núm. 944 del 2 de juny de 1971.
Canti
16 de juliol 2008, 04:06 PM
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Hòstia quina pena! No sabia lo del Bofiil. Precisament fa pocs dies pensava jo què se n’hauria fet, quan el veia a la peli de les Jornades Llibertàries del Johnny Estil·les. El recordo quan venia per la Casa de les Xives, del carrer Saragossa.
Canti
24 de juliol 2008, 04:38 PM
3
Un fragment del Pau Malvido sobre el festival de Granollers, publicat a Alucinados en masa, revista Star, núm. 26, Barcelona 1976.
El Festival de Granollers marcó el primer jalón histórico de este tipo de cosas y resultó muy representativo de lo que estaba pasando. Fue a finales de la primavera de 1971. Era el primer gran festival al aire libre, venía (por fin! pensaban algunos) un grupo extranjero: Family. y todos los grupos locales llenando las horas y horas previas. Un presentador bien trajeado que fue permanentemente abucheado. Todas las tribus de hippies y freaks se dieron cita allí. Grupos de la Floresta, Castelldefels, gente que venía de Formentera para la ocasión. arquitectos y médicos psicodélicos, los snobs curiosos, que llegaban a medio festival a dar una vuelta como quien va a Bocaccio a tomar unas copas, bandas de barrio y hasta madrileños y andaluces en peregrinación hacia la Cataluña psicodélica. (Aunque cuando estuvieron por aquí la mayoría de madrileños consideró que los catalanes estábamos muy enrollados pero que nos faltaba marcha. Desde luego ellos no paraban). Recuerdo que la gente de las afueras de Granollers, ya casi en pleno campo, miraban sorprendidos la larga e interminable fila de extraños personajes que desfilaban hacia el rudimentario campo de deportes que había sido escogido como lugar. Los naturales del lugar comentaban “Aquests no deuen ser hippies de veritat, caminen massa depresa” Todavía la imagen popular del hippi era la del vagabundo pacifista de amor y flores. y de esos ya empezaban a quedar pocos. Ya he dicho en artículos anteriores que este hippismo de amor y flores era difícil en este país, donde no había ni plata sobrante, ni tolerancia, ni una agricultura apta para recibir a nuevos granjeros. Los hippies granjeros de Cataluña y de toda la península y no digamos ya los de las islas las han pasado canutas para sacar algo de plata de la tierra. Y está además toda la mala leche acumulada, los orígenes izquierdistas y barrio bajeros del asunto. En fin, los que llegaban a Granollers no iban repartiendo flores. Iban a reafirmarse a sí mismos, a pasar de todo en cantidad, a vacilar… y a tripar. Porque la gente con LSD en el cuerpo era mucha. Como también eran muchos los Guardias Civiles que rodeaban completamente el recinto y formaban una estrecha doble fila a la entrada, un pasillo verde obligatorio por el que atravesaban mentes alucinadas, mirando fijamente la nuca del compañero que desfilaba delante suyo. Un numeroso grupo de “puristas” triposos se quedaron fuera, instalándose algunos centenares de metros en la hierba del campo cerca de un río e hicieron el amor y se lo pasaron muy bien oyendo la música desde lejos. Dentro la efervescencia era intensísima. Mucha gente adivinaba en las caras y en las vibraciones de los otros el estado triposo general.
Se encendieron fogatas y porros. La música iba y venía. Habían pequeños conciertos entre la gente tirada abajo. Al amanecer hubo el momento hermoso en el que la bajada del trip y la salida del sol se mezclan en un semisueño cansado, tranquilo y emotivo. Family, con su avión especial y sus miles de vatios tardaba en llegar. La gente empezó a inquietarse, la gente que esperaba al ídolo. Los grupos de triposos se lanzaron a hablar. Nada de Family, que se vayan a la mierda con sus aparatos. Nosotros nos lo pasamos la
mar de bien sin ellos. Asambleas, discusiones. Cuando llegó Family más de la mitad de la gente había decidido boicotearlos y empezaron a largarse cuando empezaban a tocar. Algunas botellas de cerveza y muchos objetos llovieron sobre el escenario. Family se negaba a tocar en aquellas condiciones. Yo me fui carcajeándome suavemente, terriblemente cansado, andando despacio, muy despacio. los naturales debía pensar: ahora si que parecen hippies. Y en cierto modo era verdad, al salir éramos más hippies que al entrar.
3 comentaris
Ramon Solé
16 de juliol 2008, 09:51 AM
1Aquest és el reportatge on surt la foto que tan s’assembla a la que va enviar el Sr. Fanés. L’home que es veu d’esquenes que sembla que no toqui res és en Joan Bofill que va arribar a ser un bon saxofonista i flautista. Fa temps va morir en un accident domèstic. Jo estic tocant un Mi menor a la guitarra; en sabíem tan poc en aquella época que el Joan ens demanava que toquessim en La menor i d’aquesta manera podia improvissar sense haver de fer notes sostingudes ja que encara no es sabia totes les posicions.
Ara, llegint el reportatge i la secció musical del Garbo, em xoca veure els Pan y Regaliz i tota la colla en una revista tan hortera. A la portada sortia el Victor Manuel, la Lola Flores i el Manolo Escobar. Es tracta del Garbo, núm. 944 del 2 de juny de 1971.
Canti
16 de juliol 2008, 04:06 PM
2Hòstia quina pena! No sabia lo del Bofiil. Precisament fa pocs dies pensava jo què se n’hauria fet, quan el veia a la peli de les Jornades Llibertàries del Johnny Estil·les. El recordo quan venia per la Casa de les Xives, del carrer Saragossa.
Canti
24 de juliol 2008, 04:38 PM
3Un fragment del Pau Malvido sobre el festival de Granollers, publicat a Alucinados en masa, revista Star, núm. 26, Barcelona 1976.
El Festival de Granollers marcó el primer jalón histórico de este tipo de cosas y resultó muy representativo de lo que estaba pasando. Fue a finales de la primavera de 1971. Era el primer gran festival al aire libre, venía (por fin! pensaban algunos) un grupo extranjero: Family. y todos los grupos locales llenando las horas y horas previas. Un presentador bien trajeado que fue permanentemente abucheado. Todas las tribus de hippies y freaks se dieron cita allí. Grupos de la Floresta, Castelldefels, gente que venía de Formentera para la ocasión. arquitectos y médicos psicodélicos, los snobs curiosos, que llegaban a medio festival a dar una vuelta como quien va a Bocaccio a tomar unas copas, bandas de barrio y hasta madrileños y andaluces en peregrinación hacia la Cataluña psicodélica. (Aunque cuando estuvieron por aquí la mayoría de madrileños consideró que los catalanes estábamos muy enrollados pero que nos faltaba marcha. Desde luego ellos no paraban). Recuerdo que la gente de las afueras de Granollers, ya casi en pleno campo, miraban sorprendidos la larga e interminable fila de extraños personajes que desfilaban hacia el rudimentario campo de deportes que había sido escogido como lugar. Los naturales del lugar comentaban “Aquests no deuen ser hippies de veritat, caminen massa depresa” Todavía la imagen popular del hippi era la del vagabundo pacifista de amor y flores. y de esos ya empezaban a quedar pocos. Ya he dicho en artículos anteriores que este hippismo de amor y flores era difícil en este país, donde no había ni plata sobrante, ni tolerancia, ni una agricultura apta para recibir a nuevos granjeros. Los hippies granjeros de Cataluña y de toda la península y no digamos ya los de las islas las han pasado canutas para sacar algo de plata de la tierra. Y está además toda la mala leche acumulada, los orígenes izquierdistas y barrio bajeros del asunto. En fin, los que llegaban a Granollers no iban repartiendo flores. Iban a reafirmarse a sí mismos, a pasar de todo en cantidad, a vacilar… y a tripar. Porque la gente con LSD en el cuerpo era mucha. Como también eran muchos los Guardias Civiles que rodeaban completamente el recinto y formaban una estrecha doble fila a la entrada, un pasillo verde obligatorio por el que atravesaban mentes alucinadas, mirando fijamente la nuca del compañero que desfilaba delante suyo. Un numeroso grupo de “puristas” triposos se quedaron fuera, instalándose algunos centenares de metros en la hierba del campo cerca de un río e hicieron el amor y se lo pasaron muy bien oyendo la música desde lejos. Dentro la efervescencia era intensísima. Mucha gente adivinaba en las caras y en las vibraciones de los otros el estado triposo general. Se encendieron fogatas y porros. La música iba y venía. Habían pequeños conciertos entre la gente tirada abajo. Al amanecer hubo el momento hermoso en el que la bajada del trip y la salida del sol se mezclan en un semisueño cansado, tranquilo y emotivo. Family, con su avión especial y sus miles de vatios tardaba en llegar. La gente empezó a inquietarse, la gente que esperaba al ídolo. Los grupos de triposos se lanzaron a hablar. Nada de Family, que se vayan a la mierda con sus aparatos. Nosotros nos lo pasamos la mar de bien sin ellos. Asambleas, discusiones. Cuando llegó Family más de la mitad de la gente había decidido boicotearlos y empezaron a largarse cuando empezaban a tocar. Algunas botellas de cerveza y muchos objetos llovieron sobre el escenario. Family se negaba a tocar en aquellas condiciones. Yo me fui carcajeándome suavemente, terriblemente cansado, andando despacio, muy despacio. los naturales debía pensar: ahora si que parecen hippies. Y en cierto modo era verdad, al salir éramos más hippies que al entrar.RSS dels comentaris a aquest article
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