Acabe de llegir el llibre i em sembla absolutament recomanable per qualsevol persona que pretengui una bona aproximació a la LSD o a la figura del seu descobridor. Un gran treball, rigorós i amè, que es llegeix pràcticament com si fos una novel·la.
Pura Revuelta
10 de febrer 2015, 10:56 AM
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Estoy de acuerdo con la apreciación de Usó. Lo único que lamento es que el autor pase prácticamente de puntillas sobre la primera mujer que probó ácido, doblando la dosis que tomó el propio Hofmann. Ruiz Franco, en la pág. 56 del libro, cuando habla del primer ensayo que hizo el químico suizo fuera del laboratorio dice: “Lo hizo con una amiga […] Hofmann tomó 50 microgramos y su amiga 100”.
Se llamaba Susi Ramstein, tenía entonces 21 años, y era la ayudante de Hofmann. Es una figura que ha quedado totamente eclipsada, aunque se cuenta algo acerca de ella en el libro “Mystic Chemist”, de Dieter Hagenbach & Lucius Werthmüller.
José Carlos Bouso
13 de febrer 2015, 10:19 AM
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Buscando en la web de Sandoz para ver cómo se podría acceder a los informes que hizo Susi Ramstein de las dos experiencias “oficiales” que hizo con LSD (¿esa experiencia que tuvo con Hofmann en el campo, formaba parte del programa “oficial” de experimentación?, no lo sabemos), aparece un timeline de la historia de Sandoz. Es curioso cómo ha desaparecido todo rastro de Hofmann y de la LSD en la historia de la compañía. Por cierto, ¿alguna de las mujeres que aparecen en la foto sería Susi Ramstein? :) ¿No es curioso que se haya borrado el rastro de la primera mujer y persona más joven y a quien mejor le sentó la LSD pues aparentemente no tuvo los miedos que padeció San Hofmann ni se brotó como le pasó al psiquiatra Stoll, más bien, por alguna razón extraña acerca de la cual no voy a especualr aquí, la mandaron a casa tras enchufarla 100 mcg de LSD y se partió de risa en el tranvía viendo la nariz del revisor crecer)? ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Hola amigos. Os agradezco que deis vuestra opinión sobre cualquier tema del libro.
El tema de Susi Ramstein es interesante, ciertamente. Para empezar, no tengo inconveniente en comentar que lo que decís sobre la no mención de ella en mi libro se debe a un problema, no tanto de documentación, sino por no consultar el libro original de Hofmann, en alemán, y basarme en la versión inglesa y en la española, y en otro artículo, también de Hofmann y también en inglés.
En primer lugar, debo reconocer que no la identifiqué como esa amiga con la que hizo un viajecillo campestre porque unas líneas antes, para ofrecer el propio relato de Hofmann sobre su primera administración voluntaria de LSD, me basé en la traducción al español publicada por Gedisa, “Historia del LSD”, procedente a su vez de la versión inglesa, que a su vez Ott tradujo del alemán al inglés; y me basé también en el artículo “LSD: Completely personal”, de Hofmann, en inglés.
Al proceder del inglés ambas fuentes, no pude darme cuenta de que ese asistente era en realidad una mujer. Y el traductor del libro, del inglés al español, supuso lo más normal en aquella época: que se trataba de un hombre.
Entiendo el alemán y trabajo con él alguna vez, pero reconozco que con el inglés me encuentro más a gusto, como es lógico. Si hubiese leído el original en alemán, me habría dado cuenta de que era una mujer (acabo de comprobarlo; el original dice: “meine Assistentin”, no “mein Assistent”), y entonces sí que me habría dado cuenta de que hablaba de Susi Ramstein y habría identificado a la asistente con la amiga con la que tomó después LSD en el campo.
Por tanto, mea culpa. No caí en eso en ningún momento por no darme cuenta, al trabajar con fuentes en inglés. Por otra parte, dado que voluntariamente he hecho todos los esfuerzos por tomar de la reciente biografía de Hagenbach y Werthmüller (publicada en alemán y en inglés) la menor cantidad de datos que me fuera posible, por ser muy reciente (lo puede comprobar quien compare ambos libros: cojo algunos datos en los casos en que no encuentro nada en fuentes primarias) prosiguiendo la cadena originada en basarme en fuentes inglesas, ni me molesté en buscar allí lo que hablan sobre ella. Y quien tenga ese libro podrá comprobar que me habría venido bien para coger datos sobre ella. Pero ya digo que preferí no tomar datos de ellos, y reconozco que una segunda causa es que yo me puse en contacto con Hagenbach dos años antes de que publicara su libro, e incluso le entrevisté (está en mi libro), pero el tío no me dijo nada sobre la biografía que sin duda estaba escribiendo ya. Es evidente que si yo lo hubiera sabido en ese lejano momento (unos meses después del fallecimiento de Hofmann: creo que nos escribimos a finales del 2008), ya que estábamos en contacto, le habría pedido mucha más información sobre nuestro sabio, sobre todo privada, sobre la familia, que es la que más falta me hacía. Pero no quiso decirme nada, y aunque leí su libro nada más publicarse, preferí no citarle demasiado por ese motivo personal, que aunque objetivamente no debe interferir en la redacción de un libro, sin embargo a mí me llevó a no utilizarlo demasiado, algo que, de todas formas, considero beneficioso para que luego no me acusaran de estar simplemente traduciendo lo ya escrito sobre Hofmann.
Por último, para no enrollarme más, especialmente sobre el tema de las relaciones de Hofmann con las mujeres (excepto la suya), se podría decir y escribir mucho, pero habría que probar lo escrito con hechos o testimonios confirmados, cosa que podrían haber hecho Hagenbach y Werthmüller, por ser íntimos suyos, pero no yo. Ellos no han querido hacerlo, seguramente para mantener la buena reputación del maestro. Por mi parte, como estaba diciendo, para no escribir mucho, voy a copiar lo que ya he escrito en un hilo similar abierto en Facebook. Si después queréis debatir algo, lo hacemos sin problema.
Yo, por supuesto, no creo en santos, pero me parece que si a alguien se le reprocha algo hay que demostrarlo. Bueno, os copio lo que os he dicho (donde me he dejado llevar algo por el chismorreo, cosa que en realidad no debo hacer) en dos intervenciones en el hilo y os agradezco el interés por el libro de este humilde servidor. Un abrazo para todos, aunque no tenga el gusto de conocer a Pura Revuelta.
“Hola, amigos. Es cierto lo que dice el amigo And the martianits. Aunque para ese largo informe de Hofmann me basé en dos fuentes, lamentablemente utilicé la traducción española para la frase de “informado”; y si hubiese utilizado la otra, “How LSD originated”, tampoco habría averiguado que era una mujer por estar en inglés.
Sin embargo, un poco más adelante, en mi libro, cito el primer experimento de Hofmann en plena naturaleza, que hizo con una “amiga”, según afirma una fuente, la primera mujer en probar la LSD. Lamentablemente, por haber utilizado para lo anterior el libro en español, no caí en la cuenta de que esa primera mujer era Susi Ramstein, porque por supuesto leí el libro “Mystic Chemist”, pero no busqué nada sobre ella debido a la suposición inicial.
Respecto al error de la traducción española, por estar basada en la inglesa y no decir ésta nada sobre el sexo del asistente, imagino que pusieron lo más normal en aquella época: que era un hombre.
Esa ocasión que se narra en el libro de Hagenbach y Werthmüller, en que Susi tomó LSD con Hofmann, tuvo lugar en el campo, según el mismo Hofmann. La fuente que utilicé para mencionar ese viajecito mental campestre, y que cito a pie de página en mi libro, es:
“Hoffman Turns 100”, Jeremy Kashnow Notes, Day 1, January 13th, 2006 – 09:00, San Francisco Room (http://www.setbreak.com/content/node/9), que encontré en la página que Erowid dedicó a su 100º aniversario. Fue hace unos años, y ya no existe, pero hay una copia en The web machine: http://web.archive.org/…//www.setbreak.com/content/node/9, por si alguien quiere más datos sobre ese tema y otros anexos.
Curiosamente, en esta fuente que acabo de citar, Hofmann cambia el nombre a su acompañante femenina en ese viaje realizado en plena naturaleza, porque no es posible que hubiera dos mujeres que tomaran LSD, y además las dos 100 mcg mientras que él 50 mcg. Tengo la sensación de que alguna vez quiso borrar pistas por lo que voy a decir a continuación, pero tal vez no se acordase bien, ya con 100 años. Quizá ese hueco del texto, al lado del nombre, quiera decir algo, o es alguna omisión o duda de quien transcribió la entrevista. Por otra parte, se contradice parcialmente sobre el uso que siempre quiso dar a la LSD: investigación y psicoterapia: “ I spoke with my friend, Ann_____, the author, and I told her I wanted to try LSD with her and we had the first planned psychedelic session. I had a technician from the lab as well, just to be safe. I had 50 micrograms and she had 100. It was a pleasant environment. We could see the trees and the park. It was beautiful because I had experienced this in the lab. I knew LSD was not supposed to be a technical thing, it was supposed to be used with nature. We drank wine and talked into the morning. This was the first planned psychedelic session”.
Decir “I knew LSD was not supposed to be a technical thing, it was supposed to be used with nature” no concuerda con sus grandes deseos de que fuese útil en entornos experimentales y clínicos. Lo de tomar LSD en el campo es propio de los años sesenta, de la época hippie, cuya forma de consumo nunca le gustó mucho.
Por cierto, y siguiendo con el tema de la LSD y las mujeres, la gente más cercana al maestro sabe que, cuando tomaba su propia droga y había alguna mujer cerca, se volvía un verdadero sátiro. Es célebre el artículo de Sánchez Dragó sobre lo que ocurrió una de sus noches en España, cuando vino nuestro sabio a Madrid, a los cursos de verano de la Complutense. Con casi 90 años cumplió como se debe frente a una estudiante bastante joven: “Ligó, ya casi nonagenario, con una alumna, y nos consta que cumplió, porque andábamos algunos, todos y todas revueltos, en la habitación contigua —nos habíamos tomado un límpido, cristalino ácido por su cristalina y limpia mano preparado— y el fragor de las sábanas traspasó el tabique” (http://www.sanchezdrago.com/blog/?p=91). El artículo creo que se publicó en El Mundo y no está en sus archivos, pero Dragó lo tiene en su web.
Me contaron otra anécdota, no recuerdo bien los detalles, pero me parece que en este caso consistió en que, con su ácido en el cuerpo, no dejaba tranquila a la hermana (¿tal vez la mujer?, no estoy seguro) de Ott.
Si con treinta y tantos años, poco después de descubrir la LSD, le sucedía lo mismo, prefiero no imaginar lo que pudo hacer con la tal Susi, que se casó y se marchó de Sandoz un año después. En cualquier caso, que yo sepa, a la chica se le perdió la pista. Supongo que muchos investigadores, a partir de comienzos de los ochenta, cuando Hofmann ya era una leyenda, intentarían localizarla porque podría ser una estupenda fuente de información sobre los primeros tiempos de la LSD en Sandoz, sobre los cuales sólo conocemos la versión oficial.
No obstante, no he incluido este tipo de anécdotas en mi libro porque todos somos humanos y hay que honrar la memoria del maestro, no mancharla.
Otra cuestión escabrosa tuvo que ser la de la muerte de su hijo mayor, tras largos años de alcoholismo, y de hecho no pregunté nada sobre el tema ni al hermano, el otro hijo varón de Hofmann, vivo y con unos setenta y tantos años, ni a su editor, Hagenbach. Ni un tema ni el otro creo que deben aparecer en una biografía, al menos no pocos años después de su muerte. Cuando hayan pasado muchos más y no queden familiares que le recuerden, entonces nuestros nietos podrán plantearse otra cosa, si es que quieren, y sacar a la luz los aspectos más humanos del maestro. Esa fue mi intención: no hacer una hagiografía, pero sí respetarle a él y a su familia.
Por último, aunque sea autobombo, animo al amigo And the martianits y a los demás que visiten este hilo, a que lean mi libro, ya que después podremos aprovechar para debatir aquí, en la página de ULISES, cualquier tema que os resulte curioso. El primero que propongo, para los que conozcan medianamente la vida de Hofmann, y sepan sobre el tema del uso de la LSD por parte de la CIA, es el capítulo que le dedico, con especial atención a la muerte de Frank Olson y al misterio del pan maldito de Pont-Saint-Esprit, un caso de intoxicación masiva.
Un saludo”
“Te doy la razón en parte, y por supuesto concuerdo en tu conclusión, pero me parece que, en este caso o en cualquier otro, una cosa es que alguien sea un genio en cualquier campo del saber, la ciencia o el arte; otra muy distinta es su condición humana; y no debemos olvidar que, por muy genial que sea un científico, un pensador o un artista, es una persona como todas porque tiene un cuerpo con las mismas partes y las mismas necesidades. Y además, no creo que debamos mezclar una cosa con la otra, porque la genialidad no conlleva la completa integridad moral, ni la santidad, y ni siquiera un carácter de trato fácil.
Por estos motivos, y si seguimos hablando de Hofmann, igual que la genialidad no conlleva que fuese un santo, como sugiere el cuadro de Grey, también es cierto que el hecho de que le gustaran mucho las mujeres, de que bajo los efectos de la LSD le subieran las hormonas, o que tal vez no fuera fiel a su esposa, no resta un ápice de brillantez a sus logros. No veo por qué hay que mezclar un ámbito con el otro en las personas brillantes, aunque sí lo hagan algunos discípulos, o que ellos mismos dejen que se fragüe ese hálito de santidad por interés propio (lo cual de nuevo es un defecto propio de gran parte de los seres humanos, pensando en los beneficios que acarrea).
Me permito aventurar que, una vez asumido que ya nunca conseguiría el Premio Nobel, empezó a dejarse querer por la misma comunidad que había contribuido a que la LSD se considerase una droga callejera y a que ganara mala fama. Y ya siguió en esa onda hasta el final de su vida.
Una vez dicho esto, siguiendo con Hofmann, si alguno de esos rasgos de carácter demasiado humanos, o de traiciones a su fama de gran bondad, yo hubiese visto que estaban demostrados, sin dudarlo así lo habría dicho en mi libro. Pero no es así, porque no tenemos el testimonio de Susi Ramstein, aunque sospechemos de lo que pudieran hacer en sus viajes campestres; no tenemos una teoría alternativa firme de cómo descubrió la LSD; no sabemos si lo de Pont-Saint-Esprit fue un experimento de algún tipo (ya que se han descartado las hipótesis principales); etc.
Concluyendo, tenemos sospechas de rasgos de un carácter humano, lo cual es por otra parte normal. Lo anormal sería que fuese un santo además de brillante intelectualmente: sería un ser perfecto. Por otro lado, no tenemos pruebas, sino sólo sospechas. Quienes sí pudieron aportar pruebas de ese tipo de acciones (en caso de que las hubiera) serían Hagenbach y Werthmüller, como amigos suyos durante muchos años, además de editor y asistente personal, respectivamente. Pero no lo han hecho en su biografía, así que, o bien no hubo nada o se lo han callado a propósito, para preservar la memoria de Hofmann. Si se ha dado esto último, tal vez pueda decirse que no han sido honestos, no lo sé.
En el extremo contrario, el tal H. P. Albarelli, “periodista de investigación”, en su libro “A Terrible Mistake”, le acusa de haber visitado Pont-Saint-Esprit un par de días después del comienzo del gran problema de salud, de haberlo utilizado para investigar y de haber mentido. Tal como digo en mi libro, aunque sí aporte pruebas para otras de sus afirmaciones, para esta en concreto no aporta nada; le escribí para pedirle sus fuentes, pero no contestó, así que su versión no es creíble en absoluto.
Y ahora sí para acabar, lo que sucede es que, como seres humanos (otra vez con lo mismo), igual que la mayoría busca chivos expiatorios a los que echar la culpa de nuestros males y que se sacrifican para purificarnos (en algunas épocas en sentido literal y en otras en sentido metafórico), también la mayoría busca religiones y otras cosas en que creer. Y en nuestro ámbito drogófilo ha habido una serie de personas (entre ellas Hofmann) que se presentan como una especie de ídolos; y como tales se les intenta mantener limpios de todo pecado.
Por otra parte, esto tiene mucho sentido en quienes relacionan la psiconáutica con las creencias tipo New Age, que también ofrecen una serie de doctrinas o teorías que pueden considerarse religión y que sustituyen a las religiones tradicionales (no estoy criticando a quien hace esto; tan sólo lo hago constar, vaya esto por delante). Creo que esto es lo que explica el deseo de santificar a Hofmann, Shulgin y otros.
En lo que concierne a mi libro, como bien sugieres, he dejado abiertos ciertos interrogantes sobre la figura de Hofmann, que cada uno puede interpretar como desee. Como no hay nada demostrado, no he creído conveniente lanzar ningún tipo de habladurías. Ante la duda, no soy nadie para manchar su buen nombre; y el hecho de haber dejado esos interrogantes me libra de haber escrito una hagiografía, que por otro lado no le hace ninguna falta a Hofmann, ya que sus logros hablan por sí mismos.
Un saludo”
Pura Revuelta
13 de febrer 2015, 08:02 PM
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José Carlos Bouso, muy interesante y curioso todo eso que señalas… y lo que insinúas. Por qué despediría Sandoz a Susi Ramstein? Crees que se la ha ninguneado y condenado al olvido por su condición de mujer? Dejó algún testimonio? Fue entrevistada en alguna ocasión? Se sabe si vive, con más de 90 años?…
J.C. Ruiz Franco, muchas gracias por tus prolijas explicaciones. Desde luego, tu libro está por encima de estos chismorreos. Y aprovecho la ocasión para transmitirte mi más sincera enhorabuena por un trabajo tan meticuloso.
J. C. Ruiz Franco
13 de febrer 2015, 08:20 PM
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“Es curioso cómo ha desaparecido todo rastro de Hofmann y de la LSD en la historia de la compañía”
Bouso: Hofmann nunca se llevó bien con la compañía, ni siquiera desde el principio, por celos profesionales por parte de Arthur Stoll. Según Hofmann manifestó en una entrevista de la que he olvidado la procedencia, Stoll, como jefe del grupo de investigación, siempre ponía su nombre al lado de quien realmente creaba algo nuevo, y luego se apropiaba de la patente por ser el jefe. Hofmann, con toda la calle que tenía, ya que no podemos olvidar que hasta los 17 años estuvo trabajando en una fábrica, hasta que su padrino puso el dinero para que estudiara, no se dejaría que le hiciera lo mismo, cosa que a Stoll no le gustaría nada, como es de suponer. Así que Stoll le puteó varias veces de obra y alguna de palabra, ante los superiores y creo recordar que algún comentario negativo dejó en su pequeño libro sobre los alcaloides del cornezuelo.
Por su parte, Hofmann consiguió quedarse con sus propias patentes y las vendió cuando se jubiló. Y en esa entrevista a la que me refiero, además de contar eso sobre Stoll, añadía que no era más que un mediocre, pero un gran oportunista.
La compañía le fue fastidiando, especialmente después de la que se armó en los sesenta. Incluso un jefecillo le rebajó el suelo, y Hofmann siempre andaba peleando por la pela. Pero tuvo suerte y en su 100º cumpleaños habría un presidente más o menos honrado, le hicieron un homenaje y publicaron un libro aprovechando ese homenaje, en edición bilingüe alemán-inglés. Allí se cuenta lo de ciertos puteos a Hofmann.
A Pura Revuelta: No ha quedado nada sobre Susi Ramstein. Pudo ser que en su día no quisieran que creara problemas (¿relación con Hofmann?) y se fuera, o bien la despidieron de la compañía. No hay más rastro sobre ella, y en aquella época (años cuarenta y recién terminada la guerra mundial) no había medios para que una mujer joven, de clase baja, pudiera protestar contra una empresa. De mayor, supongo que tampoco quiso decir nada. Por los años que pasaron entre aquello y la relación de Hofmann con el mundo psiconáutico, no puede haber nadie más que sepa sobre aquello, excepto quizá su hijo Andreas, al que entrevisto en mi libro. Pero no creo que quiera contar nada sobre eso.
Sobre todo esto no hay nada documentado, excepto lo del problema de Hofmann con un jefecillo (en ese libro del homenaje) y las relaciones tensas con Stoll, que todo el mundo cree que se debieron a los problemas relacionados con la LSD, pero que tuvieron más causas. Así que nada de ello era materia para añadir en mi libro, porque no creo adecuado lanzar rumores sin probarlos.
Un saludo
Ya me estáis liando para que escriba, con todo el trabajo que tengo :)
juan c. usó
13 de febrer 2015, 08:35 PM
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Jajajaja… De seguir así, esto puede acabar en un “Sálvame” de la psiconáutica…
J.C. y J.C. hace años me entrevisté con un psiquiatra de Barcelona que había sido discípulo del profesor Ramón Sarró y había hecho autoensayos con LSD (de hecho me regaló una ampolla de 50 microgramos). Digo esto porque le pregunté cuándo les había facilitado Sandoz las muestras para llevar a cabo los ensayos y, para mi extrañeza, me contestó que a mediados de los 70, y sin ningún problema. ¿Es posible que, después de toda la histeria antipsiquedélica que se había desatado entre finales de los 60 y principios de los 70, Sandoz siguiera enviando Delysid a los psiquiatras que lo solicitaban? Eso sí, las ampollas no llevaban ningún tipo de identificación, nombre, imagen corporativa… nada de nada.
J. C. Ruiz Franco
13 de febrer 2015, 08:46 PM
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Tocayo: tendrían un stock bastante considerable de lo que no vendieron o regalaron cuando era legal, y lo utilizarían para regalar a los psiquiatras durante los setenta borrando pistas (quitando las etiquetas, como dices).
Imagino que lo harían porque les serviría para intercambio de favores. Me refiero, claro está, a que los psiquiatras que pasaran consulta recetasen productos Sandoz, entre ellos la Hydergina (también obra de Hofmann), que durante mucho tiempo se consideró el mejor fármaco contra la demencia senil.
Por cierto, la han retirado hace unos años en España, pero me parece que no en otros países. Es una lástima porque funcionaba bien como nootrópico.
juan c. usó
13 de febrer 2015, 09:06 PM
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Gracias por el apunte, tocayo!
J. C. Ruiz Franco
14 de febrer 2015, 04:47 PM
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Gracias a ti, sobre todo por el primer mensaje que has dejado. Espero que todos los psiconautas castellano-hablantes lo entiendan, y así podrán leer los cumplidos que me ha hecho nada menos que el gran Juan Carlos Usó.
Por cierto, a ver si se anima el debate, que ayer puse enlace a esta página en mi cuenta de Facebook, en la de varios grupos drogófilos, y también desde el grupo Proyecto Shulgin en Español, con más de 2.000 miembros.
Vamos amigos, animaos. Es una buena oportunidad para preguntar sobre Albert Hofmann, para comentar o dar opinión sobre algún aspecto de su vida, su obra, sus creaciones, sus relaciones, etc. No me van a decir ahora que no tienen interés en el químico-farmacólogo más influyente de la historia junto con Sasha Shulgin. Los dos forman una incomparable pareja de genios, cada uno con su personalidad y sus motivaciones para investigar y crear, con muchas diferencias, pero también muchas semejanzas, especialmente en sus aportaciones a la farmacología y a la psiconáutica.
Espero sus comentarios. Un saludo.
juan c. usó
14 de febrer 2015, 06:45 PM
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Por favor, JC no me abochornes. Menos mal que me conocen peronalmente suficientes seguidores/as de lwsn como para entender que el “gran” que me atribuyes me viene grande, valga la redundancia, y no responde sino a un arrebato de amistad. En cualquier caso, espero que tu libro tenga la acogida que se merece, aunque mucho me temo que al público en general todo lo que exceda de los 140 caracteres permitidos por Twitter le da vértigo.
J. C. Ruiz Franco
14 de febrer 2015, 10:34 PM
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Bueno, si quieres rebajo lo de “gran” a “el buen escritor de libros y artículos, y frecuentemente invitado como ponente para ofrecer charlas en eventos por lo bien que maneja la documentación, por su amable carácter hacia el público y por la modestia que le caracteriza” :)
Además, si yo he dicho eso sólo por amistad, entonces tú has escrito esa reseña tan positiva de mi libro también por amistad. Por cierto, aún no se ha publicado en ningún sitio. Si Canti, el amable administrador de este portal, quiere publicarla, la pone en un buen lugar de su web, que se vea desde la página principal, y le da difusión, se la damos. ¿Verdad, tocayo?
Bueno, venga, cortemos ya este intercambio de piropos e ironías. Evidentemente, mi libro (y me imagino que todos) se escriben para quienes leen más de los 140 caracteres permitidos por Twitter, así que la gente que sólo lee eso ya está descartada de principio. Además, yo soy más de Facebook y la gente me conoce más en esa red social, que permite enrollarse más, así que juego con ventaja con lo de la cantidad de letras que mis conocidos suelen leer.
Leer y escribir mucho suele dar vértigo, y más en esta era en que vivimos. Normalmente no nos detenemos mucho en una página, sino que abrimos una, luego otra a través de un enlace, después otra enlazada y al final no leemos ninguna. La sobreinformación no ha generado más lectores, sino que los que no eran lectores siguen sin serlo, y muchos de los que eran buenos lectores se han convertido en lectores hiperactivos. Si esa hiperactividad les permite asimilar todo lo que tienen ante sus ojos, estupendo. Pero si les lleva a hacer lo que he dicho antes, entonces habremos perdido buenos lectores.
Y por cierto, “hemos venido aquí para hablar de mi libro”.
Bromas aparte, hemos hablado del tema de Susi Ramstein, de Hofmann y las mujeres y de su relación con la directiva de Sandoz.
Propongo otro tema polémico, que expongo en el siguiente mensaje, para separar bien lo que he dicho antes de lo que voy a decir a partir de ahora.
Un saludo
J. C. Ruiz Franco
15 de febrer 2015, 09:14 PM
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Hay otro tema que me gustaría comentar a los compañeros que ya han participado, pero también que sirviera para informar a los lectores que se pasen por aquí, y que opinen si lo conocen, o que lo hagan después de leer mi libro o informarse bien sobre él.
Me refiero al caso del pan maldito de Pont-Sant-Esprit, un pueblecito francés. A continuación cuento algo sobre este misterioso caso, pero como es bastante complejo, prefiero dar unos enlaces para que los lean quienes no lo conocen.
A quien le interese, si busca en Google encontrará más cosas. Si lee el libro de Albarelli (en inglés) tendrá más datos, y si lee el mío tendrá mas y, sobre todo, la bibliografía más relevante sobre este asunto, en la que me basé para hacer mi propia narración de los hechos.
Sigue siendo un misterio y no se llegó a saber cuál fue la causa de tantas intoxicaciones simultáneas en el tiempo y el espacio. Es también extraño que en tiempos más recientes, cuando ya hay mejores métodos para aplicar, ningún ministro francés, a petición del alcalde de la localidad, haya querido reabrir el caso para conocer la verdad (porque imagino que en algún sitio habrá quedado almacenado algo del pan tóxico, de la harina con que se hizo, y del cereal que molió el molinero, que luego se convirtió en harina).
Las diversas hipótesis se fueron rechazando, y lo que más nos interesa a nosotros es que un autodenominado periodista de investigación llamado H. P. Albarelli, especialista en escribir libros sobre misterios sin resolver y propenso a las teorías conspiranoicas, escribió en el año 2009 un libro sobre las prácticas de la CIA en la época más caliente de la Guerra Fría, sobre todo durante la década de los cincuenta, en el que trató dos temas relacionados con la LSD, razón por la que los menciono en mi libro. El libro se titula “A Terrible Mistake”, y es un tocho de casi 850 páginas.
Voy a mencionar sólo uno de esos dos temas en que entra en juego la LSD, el relacionado con el pueblecito francés de la intoxicación. Después de muchos datos, refutar tesis contrarias, decir que conoce secretos que nadie más sabe y que tiene ciertos documentos que prueban lo que dice, Albarellli afirma que la intoxicación se debió a que la CIA roció el pueblo con alguna variante de LSD, de algún modo que no llega a saber. Y además acusa a Hofmann de conocer todo sobre el asunto y de haber acudido un par de días después de los primeros brotes de la intoxicación, para observar el resultado del experimento. Según él, Sandoz estaba implicada hasta el cuello, en connivencia con la CIA, dentro del acuerdo que habían firmado poco antes, por el que vendieron LSD a la central de espías estadounidense.
En mi opinión, que no puedo contar aquí, sino mencionarla porque es muy larga, hay ciertos datos que aporta que parecen verídicos y que proporcionan nuevo material para este asunto, pero de ninguna manera demuestra que estuvieran implicados Sandoz y Hofmann.
He dicho algo sobre lo que yo he escrito sobre él en mi biografía de Hofmann, pero son muchas páginas, así que para conocerlo, o se lee el libro, o voy opinando poco a poco, según vayan saliendo puntos concretos. En cualquier caso, las opiniones son agradecidas, bienvenidas y bien recibidas.
J. C. Ruiz Franco
15 de febrer 2015, 10:57 PM
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CORNEZUELODELCENTENO, ERGOTISMO Y LSD
El tema anterior tiene mucha relación este otro que quiero exponer, como información para los lectores y por si alguien quiere opinar. Se trata de la enfermedad llamada “ergotismo”, es una de las hipótesis de lo que sucedió en Pont-Saint-Esprit, pero, sobre todo, nos presenta a la materia prima con la que trabajaba Hofmann y de la que obtuvo la LSD. De hecho, en los años siguientes, Sandoz siguió consiguiendo LSD de esa forma, si bien después ya lo hicieron por pura síntesis química.
A quienes no hayan leído la biografía de Hofmann les recomiendo que lean esto bien, puesto que es una buena introducción a las investigaciones de nuestro protagonista.
El ergotismo fue un mal muy frecuente hasta el siglo XIX, sobre todo en los años en que el centeno no era de buena calidad. Resulta que el centeno (y otros cereales, pero en menor medida), en ciertas condiciones (sobre todo en inviernos extremadamente fríos y húmedos) tiene predisposición a que en él aparezca un hongo parásito, que a partir del momento en que ya se conoció la causa del problema, se le llamó “cornezuelo del centeno”, “ergot” y otras muchas denominaciones en todos los idiomas europeos.
Prácticamente hasta el siglo XIX, cuando empezaron a tomarse las primeras medidas higiénicas, ni el pueblo ni los científicos conocían la causa de una enfermedad que solía llamarse “fuego de San Antonio”, y cuyos principales síntomas eran: alucinaciones, convulsiones y gangrena. Los afectados en mayor medida sentían cómo sus piernas y brazos les ardían, con un dolor terrible. Un tiempo después, los miembros se les caían literalmente, totalmente ennegrecidos. Si la gangrena se había limitado a varios miembros y no se había extendido por el cuerpo, la víctima sobrevivía, pero quedaba mutilada de por vida. Si se extendía por el cuerpo, moría mientras sufría fuertes dolores y quemazón por todas partes.
Bien, pues esto es lo que provocaba el cornezuelo del centeno hasta hace bien poco. No obstante, hubo algunas culturas que, aparte de conocer las terribles epidemias que producía, sabían que tenía ciertas propiedades; en concreto, para provocar el parto cuando era necesario y para cortar la hemorragia después del parto. Esa sabiduría, durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII, quedaba reservada a algunas parteras y a las llamadas brujas, que no eran más que mujeres que conocían las propiedades curativas de muchas plantas, un saber que chocaba a una población completamente ignorante. El resto de la población se limitaba a sufrir las epidemias, el año en que la cosecha contenía mucho cornezuelo.
Pues bien, ese cornezuelo contiene sustancias que son los principios activos de muchos medicamentos actuales, entre ellos varios fármacos creados por nuestro sabio, Albert Hofmann, pero también la misma LSD se obtiene de él. Es decir, una serie de beneficiosos medicamentos modernos y la LSD proceden de un hongo que infectaba el centeno y otros cereales y que provocaba terribles epidemias, lo cual es un ejemplo más que los tóxicos pueden también ser buenos fármacos, y que las drogas se puede utilizar correcta o incorrectamente, siguiendo la famosa sentencia de Paracelso, “Sola dosis facit venenum” (“Es solamente la dosis lo que convierte a algo en un veneno”).
Una investigadora lanzó hace años la tesis de que el cornezuelo fue tan prevalente durante varios siglos que el declive demográfico que sufrió Europa a partir del siglo XIII, y del que no se recuperó hasta finales del XVI, no se debió sólo a la conocida peste bubónica, sino a las epidemias de fuego de San Antonio o ergotismo. Se trata de un tema interesante que explico extensamente en mi libro.
Hay mucha más información en la versión inglesa de la Wikipedia: Ergotism
Todo esto da para mucho; en realidad para escribir varios libros. Y lo que redondea todo este asunto y lo convierte en algo casi mágico es, aparte de que desde hace muchos siglos existiesen esas aplicaciones medicinales del cornezuelo, la llamada tesis de Hofmann, Wasson y Ruck, según la cual la ceremonia cumbre de los ritos de iniciación a los misterios eleusinos, en los que se rendía culto a Deméter, diosa de la tierra y de todo lo que ella proporciona a los seres humanos para su subsistencia, y a su hija Perséfone, era una reunión de miles de personas, durante la cual los sacerdotes hacían que quienes iban a ser iniciados bebiesen el kykeon, que según Hofmann se preparaba haciendo pasar por agua una variante especialmente visionaria del cornezuelo, que en aquella región parasita el llamado pasto silvestre y la cizaña.
Es decir, el momento culminante de la iniciación a los misterios de Eleusis, los ritos más importantes del mundo griego, lo constituía nada menos que la administración de una bebida que contenía sustancias muy parecidas a la LSD, los alcaloides del ergot solubles en agua, como por ejemplo la amida del ácido lisérgico (LSA) y la ergonovina, que son visionarios, sin duda, aunque su embriaguez sea menos “limpia” que la de su pariente semisintético, la LSD.
Sobre esto, es evidente que la mejor lectura es el libro de los creadores de la teoría, “El camino a Eleusis”, de Hofmann, Wasson y Ruck. En Internet se puede leer algo en Misterios Eleusinos (al final se habla de “La teoría de la LSA”) y esta otra página
Si se busca en Internet “Misterios eleusinos” se podrá encontrar gran cantidad de información. Ahora bien, la relación entre el cornezuelo del centeno, su producción del ergotismo, el descubrimiento de sus alcaloides, las primeras investigaciones con ellos, y por fin la obtención de la LSD, y posteriormente su conexión con la teoría que afirma que en los misterios eleusinos se bebía una especie de bebida lisérgica es algo que sólo aparece en mi biografía de Hofmann.
Un saludo y buenas lecturas.
José Carlos Bouso
16 de febrer 2015, 06:04 PM
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Hola de nuevo,
Sobre Susi yo no he insinuado nada, me he limitado a exponer los hechos que conozco. Creo que nadie se ha molestado en rastrearla. Si vive tendrá eso, unos 90 años. Sí parece que los informes de sus dos experiencias oficiales están en los archivos de Sandoz y son accesibles por tanto.
Sobre la LSD de los 70, los convenios permiten la investigación con drogas fiscalizadas, y esta no se ha detenido nunca (aunque ha habido periodos más fértiles que otros). Sandoz tenía sede en España desde principios de siglo pasado, creo que además en Barcelona, luego quizás no era tan difícil conseguirla aquí para uso científico. De hecho creo que en los USA se hicieron estudios con LSD hasta 1978. Hoy todo esto en Europa es más complicado pero no por la legislación sobre drogas sino por la normativa europea sobre ensayos clínicos (excepto en Suiza, que no pertenece a la EU, por eso han podido hacer allí un estudio terapéutico con LSD que se ha publicado recientemente, pero la LSD no era de Sandoz, que ya no la fabrica).
Saludos!
J. C. Ruiz Franco
19 de febrer 2015, 02:26 PM
18
Ese mismo día pedí información a Sandoz España, y el departamento de atención al cliente ha trasladado mi solicitud al departamento de comunicación. Supongo que con ello (o al menos es lo que deberían, si van a hacerme caso) es pedir información a la central de Basilea, donde deben estar guardados todos los archivos antiguos de la compañía, porque no creo que se hayan dedicado a informatizar un material tan inmenso (puede que lo tengan en microfilm). Dado que tendrán todo ordenado cronológicamente, deberán buscar los archivos relacionados con Susi Ramstein de los años 1943 y 1944.
Espero que me contesten, y si lo hacen ya os contaré.
Un saludo y gracias a Bouso por sugerir abrir este tema.
Eduardet
23 de febrer 2015, 03:35 PM
19
Boas tardes… he aquí mi teoría anti-conspiranoica sobre el los Misterios de Susy: nadie la eclipsó, nadie le hizo el vacío, nadie la hizo desaparecer de los anales de la psiconáutica. Nadie… sino ella misma. Ella fue la que pidió que se corriera un tupido velo, ella fue la que prefirió no figurar, no dejar rastro, no aparecer, no ser mencionada… Ella fue la que optó por hacer borrón y cuenta nueva, casarse, irse a vivir con su marido, tener y criar a su hijo y dejar sus devaneos con la LSD, la psiconáutica y el Sr Hofmann como algo del pasado, una locura de juventud que prefería dejar atrás y de la que no tenía ningún interés en que fuese de dominio publico.
Veis que facilito?
Joer, si yo mismo he pedido que borren videos míos de la Web (cuando es de dominio publico que soy un puto yonki irrecuperable), imagínate una jovencita de los años 60 en la mismísima antesala de sus nupcias…
José Carlos Bouso
24 de febrer 2015, 10:43 AM
20
Hola Edu,
Sin duda tienes razón. Nadie concienzudamente ha tratado de desplazarla de los elencos de la historia de la psiconáutica. Con ella ha ocurrido como con otras tantas mujeres a lo largo de la historia, simplemente su contribución no se ha tenido en cuenta. Es una constante en la historia de la humanidad y no digamos ya de la ciencia, donde la necesidad de reconocimiento alcanza niveles patológicos nada envidiables a la de los artistas. Un ejemplo muy obvio, por lo relevante de su descubrimiento, es el de la doble hélice: la persona que dio con la clave para resolver la estructura del ADN, Rosalind Frankiln, ha sido ninguneada hasta recientemente, cuando se reconoce su contribución sin la cual Crick y Watson nunca habrían dado con la estructura final (http://goo.gl/PBE5yU). Así que es posible que a Susi nadie la haya ninguneado, más que la propia inercia de la historia.
Primero, sus devaneos con la LSD no fueron en los 60, sino en los 40. La LSD no era una droga entonces, sino el más prometedor de los fármacos psiquiátricos. No había ningún estigma y era público quién de Sandoz tomaba LSD y cómo le sentaba, ya que todos redactaron informes de sus viajes. Por el libro de JCRF sabemos que Stoll, el psiquiatra del grupo, sufrió una crisis psicótica, por ejemplo.
Resulta que de Hofmann solo sabemos la versión oficial, la que él ha publicado. Sin entrar en conspiraciones, solo en sentido común, sorprende que un científico con vocación de humanista redujera una experiencia de 8-10 horas a un par de páginas. Habría molado saber más de ese primer viaje de Hofmann. Bueno, pues resulta que su ayudante, Susi (aunque todos durante décadas hemos pensado que era un hombre), lo acompañó durante toda la experiencia y redactó también un informe. Si alguien hubiera rastreado en los archivos de Sandoz, aparte de la versión oficial de Hofmann, la que hemos leído y escuchado repetida y machaconamente una y otra vez, tendríamos una versión alternativa. No para conocer detalles morbosos, sino para tener otra voz que nos cuente qué pasó aquella tarde. Lo único que ha trascendido del informe de Susi es que en el viaje en bicicleta Hofmann iba a toda leche y a ella le costaba seguirle. Y de nuevo, quizás lo interesante aquí no es el género de la ayudante, sino un informe de esa experiencia narrado por una observadora.
Pero además es que Susi fue la que más LSD tomó en Sandoz y a dosis más altas. Y mientras los informes de Hofmann y de Stoll y de otros han trascendido, de nuevo los informes de Susi siguen esperando que alguien los haga públicos. Ayudó por tanto más que nadie de Sandoz a caracterizar los efectos de la LSD. No sé si esto requiere reconocimiento, pero sí al menos mención en la historia. Y desde luego hacer públicos sus informes, como se ha hecho con los informes de los capos. Probablemente el hecho de que fuera una simple asistente de laboratorio sumado a la condición de mujer ha hecho que a lo largo de los años haya ido pasando desapercibida. No es culpa de nadie ni hay intenciones ocultas detrás, es la simple realidad inconsciente de cómo modula nuestros focos de atención en la realidad el estatus y el género.
Y luego, claro, están los cotilleos, que también molan. ¿Fue casualidad que Hofmann decide hacer un autoensayo un viernes cuando su mujer se ha ido fuera con los niños y se va a casa con su ayudante de 21 años? ¿Conocía ya los efectos de la LSD? ¿Era ese realmente su primer viaje? ¿Alguien aún se cree que la LSD se impregne por la piel? ¿Es que nadie ha tenido LSD entre sus manos? ¿Cuántos se han intoxicado manipulando tripis? Según JCRF Hofmann nunca subió la dosis con la que accidentalmente se intoxicó el día de la bicicleta y eso ya le parecía una dosis altísima. De hecho, en un paseo por el campo con Susi (fuera de la experimentación en el laboratorio), ella toma 100 mcg y él solo 50. Y en el primer viaje “oficial” de Susi, en Sandoz, toma también 100 mcg… ¡y se va a casa! Nadie (ni Stoll ni otros) se fueron a casa después de tomar LSD en el laboratorio. Justamente si estás estudiando los efectos de un fármaco desconocido porque tienes que escribir el prospecto de cara a su comercialización se DEBEN observar todos los efectos. Pues Susi se va a casa, sola y en tranvía. ¿No son demasiadas temeridades (trabajar sin guantes, exponer a una empleada a sufrir un accidente, tomar un fármaco nuevo en el campo con la joven ayudante cuando el psiquiatra de la empresa ha sufrido un brote psicótico…) en un laboratorio regido por la élite farmacéutica alemana?
Lo dicho, que probablemente no hay una conspiración tratando de ocultar a Susi, estoy contigo. Simplemente no se ha prestado atención a su posible contribución. Quizás es porque es intrascendente. Hasta que no se hagan públicos los informes que escribió, tanto sobre sus experiencias como sobre las de Hofmann, no lo sabremos.
Saludos!
Eduardet
24 de febrer 2015, 02:31 PM
21
Tengo las respuestas tus preguntas:
1 – ¿Fue casualidad que Hofmann decide hacer un autoensayo un viernes cuando su mujer se ha ido fuera con los niños y se va a casa con su ayudante de 21 años?
Evidentemente, no.
¿Conocía ya los efectos de la LSD?
Si.
¿Era ese realmente su primer viaje?
No.
¿Alguien aún se cree que la LSD se impregne por la piel?
En unos días me hecho cinco gotas y te cuento.
¿Es que nadie ha tenido LSD entre sus manos?
Que tire la primera piedra quien esté libre de pecado.
¿Cuántos se han intoxicado manipulando tripis?
The One & Only.
Por lo demás, completamente de acuerdo.
Salvo que el caso de Rosalind, más que un ejemplo de ninguneo por cuestiones de género o de cualquier otro tipo es, simplemente, un caso de ROBO en toda regla. De hecho es el ejemplo paradigmático de robos científicos, el mayor y más famoso del ámbito de la biología.
Abrazos.
ddaa
24 de febrer 2015, 05:24 PM
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Queda claro que Hofmann era un pillastre, un donjuan y un poco hipócrita, pues mientras proponía un regreso a un Eleusis de pesadilla gestionado por putos psiquiatras y arremetía contra Leary por su uso hedonista del ácido, él se ponía las botas con Susi y con toda jipi que se le ponía a tiro. Y Anita, en casa y sufriendo en silencio sus devaneos.
José Carlos Bouso
24 de febrer 2015, 10:27 PM
23
Lo más curioso de todo es que durante todas estas décadas, ¿a quién le ha importado el ayudante de Hofmann? Hemos tenido que conocer que se trataba de una mujer para que nos interesara qué papel jugó ese supuesto ayudante en la historia de la LSD, jajaja. Si hubiera seguido siendo un tío, como todos creíamos, ¿a quién le hubiera importado? jajajaja.
Y sobre Rosalind, luego tenemos que escuchar que todo es porque Crick tomó ácido y bajo sus efectos visualizó la estructura del ADN. Vivir para ver!!
Abrazos.
Eduardet al caloret
24 de febrer 2015, 11:27 PM
24
Hostiás!!!! No había caído en lo del ácido de Crick, ¡¡¡qué hijodeputa!!!
En cuanto a Susi, jajajaja opino que en este último mensaje lo has clavado de verdad jajaja
J. C. Ruiz Franco
25 de febrer 2015, 10:47 PM
25
Bueno, puede que contesten a mi solicitud y salgamos de dudas, aunque me extraña que les guste que nadie husmee en sus archivos. De momento no me han dicho que no, sino que lo pasaban al departamento que supongo que se pondrá en contacto con Basilea.
Por cierto, supongo que al ser una empresa privada sólo hará públicos sus archivos si quieren, esto es, no tienen ninguna obligación en ningún momento.
Es posible que Hofmann anduviese a la caza de la que le gustara o la que se le pusiera a tiro. De hecho, ya he comentado, no sé si aquí o en el otro foro, que los allegados reconocen que al tomar ácido se ponía en plan sátiro y echándole el aliento por detrás a la mujer más cercana (palabras literales de alguien que conocemos). Lo malo es que no hay pruebas, ni testimoniales ni bibliográficas para afirmarlo, excepto el artículo de Dragó sobre su noche desenfrenada en los cursos de verano de El Escorial. Si Susi Ramstein o cualquier otra se hubieran decidido a declarar o escribir algo, la cosa sería distinta.
Bouso: el primer autoensayo voluntario con 250 mcg y el posterior viaje en bicicleta en el que le acompañó Susi Ramstein fue un lunes. El viernes anterior fue cuando, según la historia, absorbió una pequeña cantidad y sólo sintió un ligero mareo.
José Carlos Bouso
26 de febrer 2015, 11:42 PM
26
Gracias JCRF por la corrección. Qué grande Hofmann, no tardó mucho tiempo entonces en tratar de descubrir qué escondía ese extraño producto catalogado como “LSD 25”!
Respecto a los archivos de Sandoz, me consta que son accesibles. Otra cosa es que los envíen por mail. Algo parecido se ha hecho con el caso de la MDMA, donde Merck permitió a unos investigadores acceder a sus archivos para clarificar el origen de la historia de la MDMA:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17152992
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16911722
Saludos.
J. C. Ruiz Franco
1 de març 2015, 03:45 AM
27
Si no los envían por email, aprovecharé alguno de mis viajes a Suiza para comprobar cómo van las cuentas que tengo en varios bancos para acercarme a pedir la información a los chicos de Sandoz, que siempre se llevaron bien con el abuelo, y que estarán deseosos de dar información sobre el que seguramente sea el único producto que no les ha hecho ganar dinero, sino perderlo, ya que las muestras a los laboratorios y los psiquiatras las daban gratis a cambio de informes sobre los resultados conseguidos, y me temo que sólo sacaron dinero de los locos de la CIA.
De paso aprovecharé para ver si Rittimatte sigue en venta y la compro. Por cierto, otro cotilleo: en cuanto murió el abuelo, la familia puso en venta la casa y el inmenso terreno que la rodea (la colina entera). Lo sé porque buscando encontré el anuncio que pusieron en Internet. Lo tengo guardado en otro ordenador. A ver si lo busco y os digo cuánto pedían.
J. C. Ruiz Franco
28 de març 2015, 08:13 PM
28
Nada nuevo a la sombra de esta web. Me temo que el departamento de comunicación no se comunicó con Basilea, o que, si llegó a hacerlo, los suizos no se molestaron en buscar información antigua en sus viejos archivos o que no quisieron proporcionármela, así que Susi Ramstein seguirá siendo un misterio a no ser que en algún momento surja alguien contando algo sobre ella.
Abrazos para todos.
Canti Casanovas
28 de març 2015, 08:43 PM
29
¿Ramstein con una m o Rammstein con 2?
ddaa
1 d’abril 2015, 06:40 PM
30
Con una, Canti. Los de Du Hast se bautizaron así (añadiendo una eme) por una base aérea estadounidense, famosa por un accidente en el que murieron setenta personas durante una exhibición aérea.
J. C. Ruiz Franco
22 de juliol 2015, 08:41 AM
31
Disculpad, después de tantos meses, pero sólo de vez en cuando entro en foros; ya tengo bastante y pierdo mucho tiempo con el Facebook. En efecto, Sandoz no se molestó en comunicarse conmigo, excepto la promesa de la sección española de que enviarían la petición a la central. Nada más, ahí se ha quedado todo.
Sin embargo, hay dos personas vivas que deben de conocer bien el tema y las posibles correrías de Hofmann: su editor, Dieter Hagenbach, y el hijo mayor vivo, Andreas. Ambos tienen setenta y tanto años, conocieron bien a Albert desde hace mucho tiempo (a finales de los cincuenta el hijo sería consciente de todo, y Hagenbach le conoce desde entonces), y tienen que saber sobre el tema de Susi Ramstein, si es que hubo algo, y más cosas.
Lo malo es que precisamente yo les envié un cuestionario con una serie de preguntas y sólo me contestaron algunas, saltándose las de carácter más privado, con lo que sus entrevistas, incluidas en mi libro, quedaron demasiado breves. El hijo llega a decir que sabían poco sobre lo que ocurría en su trabajo.
Además, Hagenbach es el autor de la biografía de Hofmann que se publicó en alemán y en inglés. En ella menciona a Susi, pero no dice nada sobre el tema del que estamos hablando.
Ellos dos, mejor que los archivos de Sandoz, serían la mejor fuente de información, ya que esos archivos de Sandoz se limitarán a ofrecer datos sobre el laboratorio y poca información personal.
Lo que me temo es que no abrirán nunca la boca, para no manchar el buen nombre del maestro. O tal vez sí… en caso de que dejen sus memorias para publicar después de su muerte, sobre todo en el caso de Hagenbach, que es editor.
O quizás estemos haciéndonos demasiadas suposiciones, no hubo ningún lío con Susi y esas relaciones extramatrimoniales fueron algo puntual, como la que contaba Dragó en su artículo y pocas más.
En cualquier caso, como siempre he dicho, a falta de pruebas fehacientes, todo el mundo es inocente. Por eso, como autor de su biografía, no quise manchar el buen nombre de Hofmann sólo basándome en habladurías. Si alguna vez sale algo como lo que he dicho y escribiéndolo alguna de esas dos personas, bien estará; si no sale, lo que pudo hacer en ese sentido se olvidará y pasará a la historia sólo por sus logros. Amén.
31 comentaris
joan carles usó
10 de febrer 2015, 10:46 AM
1Acabe de llegir el llibre i em sembla absolutament recomanable per qualsevol persona que pretengui una bona aproximació a la LSD o a la figura del seu descobridor. Un gran treball, rigorós i amè, que es llegeix pràcticament com si fos una novel·la.
Pura Revuelta
10 de febrer 2015, 10:56 AM
2Estoy de acuerdo con la apreciación de Usó. Lo único que lamento es que el autor pase prácticamente de puntillas sobre la primera mujer que probó ácido, doblando la dosis que tomó el propio Hofmann. Ruiz Franco, en la pág. 56 del libro, cuando habla del primer ensayo que hizo el químico suizo fuera del laboratorio dice: “Lo hizo con una amiga […] Hofmann tomó 50 microgramos y su amiga 100”.
Se llamaba Susi Ramstein, tenía entonces 21 años, y era la ayudante de Hofmann. Es una figura que ha quedado totamente eclipsada, aunque se cuenta algo acerca de ella en el libro “Mystic Chemist”, de Dieter Hagenbach & Lucius Werthmüller.
José Carlos Bouso
13 de febrer 2015, 10:19 AM
3Buscando en la web de Sandoz para ver cómo se podría acceder a los informes que hizo Susi Ramstein de las dos experiencias “oficiales” que hizo con LSD (¿esa experiencia que tuvo con Hofmann en el campo, formaba parte del programa “oficial” de experimentación?, no lo sabemos), aparece un timeline de la historia de Sandoz. Es curioso cómo ha desaparecido todo rastro de Hofmann y de la LSD en la historia de la compañía. Por cierto, ¿alguna de las mujeres que aparecen en la foto sería Susi Ramstein? :) ¿No es curioso que se haya borrado el rastro de la primera mujer y persona más joven y a quien mejor le sentó la LSD pues aparentemente no tuvo los miedos que padeció San Hofmann ni se brotó como le pasó al psiquiatra Stoll, más bien, por alguna razón extraña acerca de la cual no voy a especualr aquí, la mandaron a casa tras enchufarla 100 mcg de LSD y se partió de risa en el tranvía viendo la nariz del revisor crecer)? ¡Cómo han cambiado los tiempos!
http://www.sandoz.com/about_us/Sandoz_history.shtml
J. C. Ruiz Franco
13 de febrer 2015, 07:41 PM
4Hola amigos. Os agradezco que deis vuestra opinión sobre cualquier tema del libro.
El tema de Susi Ramstein es interesante, ciertamente. Para empezar, no tengo inconveniente en comentar que lo que decís sobre la no mención de ella en mi libro se debe a un problema, no tanto de documentación, sino por no consultar el libro original de Hofmann, en alemán, y basarme en la versión inglesa y en la española, y en otro artículo, también de Hofmann y también en inglés.
En primer lugar, debo reconocer que no la identifiqué como esa amiga con la que hizo un viajecillo campestre porque unas líneas antes, para ofrecer el propio relato de Hofmann sobre su primera administración voluntaria de LSD, me basé en la traducción al español publicada por Gedisa, “Historia del LSD”, procedente a su vez de la versión inglesa, que a su vez Ott tradujo del alemán al inglés; y me basé también en el artículo “LSD: Completely personal”, de Hofmann, en inglés.
Al proceder del inglés ambas fuentes, no pude darme cuenta de que ese asistente era en realidad una mujer. Y el traductor del libro, del inglés al español, supuso lo más normal en aquella época: que se trataba de un hombre.
Entiendo el alemán y trabajo con él alguna vez, pero reconozco que con el inglés me encuentro más a gusto, como es lógico. Si hubiese leído el original en alemán, me habría dado cuenta de que era una mujer (acabo de comprobarlo; el original dice: “meine Assistentin”, no “mein Assistent”), y entonces sí que me habría dado cuenta de que hablaba de Susi Ramstein y habría identificado a la asistente con la amiga con la que tomó después LSD en el campo.
Por tanto, mea culpa. No caí en eso en ningún momento por no darme cuenta, al trabajar con fuentes en inglés. Por otra parte, dado que voluntariamente he hecho todos los esfuerzos por tomar de la reciente biografía de Hagenbach y Werthmüller (publicada en alemán y en inglés) la menor cantidad de datos que me fuera posible, por ser muy reciente (lo puede comprobar quien compare ambos libros: cojo algunos datos en los casos en que no encuentro nada en fuentes primarias) prosiguiendo la cadena originada en basarme en fuentes inglesas, ni me molesté en buscar allí lo que hablan sobre ella. Y quien tenga ese libro podrá comprobar que me habría venido bien para coger datos sobre ella. Pero ya digo que preferí no tomar datos de ellos, y reconozco que una segunda causa es que yo me puse en contacto con Hagenbach dos años antes de que publicara su libro, e incluso le entrevisté (está en mi libro), pero el tío no me dijo nada sobre la biografía que sin duda estaba escribiendo ya. Es evidente que si yo lo hubiera sabido en ese lejano momento (unos meses después del fallecimiento de Hofmann: creo que nos escribimos a finales del 2008), ya que estábamos en contacto, le habría pedido mucha más información sobre nuestro sabio, sobre todo privada, sobre la familia, que es la que más falta me hacía. Pero no quiso decirme nada, y aunque leí su libro nada más publicarse, preferí no citarle demasiado por ese motivo personal, que aunque objetivamente no debe interferir en la redacción de un libro, sin embargo a mí me llevó a no utilizarlo demasiado, algo que, de todas formas, considero beneficioso para que luego no me acusaran de estar simplemente traduciendo lo ya escrito sobre Hofmann.
Por último, para no enrollarme más, especialmente sobre el tema de las relaciones de Hofmann con las mujeres (excepto la suya), se podría decir y escribir mucho, pero habría que probar lo escrito con hechos o testimonios confirmados, cosa que podrían haber hecho Hagenbach y Werthmüller, por ser íntimos suyos, pero no yo. Ellos no han querido hacerlo, seguramente para mantener la buena reputación del maestro. Por mi parte, como estaba diciendo, para no escribir mucho, voy a copiar lo que ya he escrito en un hilo similar abierto en Facebook. Si después queréis debatir algo, lo hacemos sin problema.
Yo, por supuesto, no creo en santos, pero me parece que si a alguien se le reprocha algo hay que demostrarlo. Bueno, os copio lo que os he dicho (donde me he dejado llevar algo por el chismorreo, cosa que en realidad no debo hacer) en dos intervenciones en el hilo y os agradezco el interés por el libro de este humilde servidor. Un abrazo para todos, aunque no tenga el gusto de conocer a Pura Revuelta.
“Hola, amigos. Es cierto lo que dice el amigo And the martianits. Aunque para ese largo informe de Hofmann me basé en dos fuentes, lamentablemente utilicé la traducción española para la frase de “informado”; y si hubiese utilizado la otra, “How LSD originated”, tampoco habría averiguado que era una mujer por estar en inglés.
Sin embargo, un poco más adelante, en mi libro, cito el primer experimento de Hofmann en plena naturaleza, que hizo con una “amiga”, según afirma una fuente, la primera mujer en probar la LSD. Lamentablemente, por haber utilizado para lo anterior el libro en español, no caí en la cuenta de que esa primera mujer era Susi Ramstein, porque por supuesto leí el libro “Mystic Chemist”, pero no busqué nada sobre ella debido a la suposición inicial.
Respecto al error de la traducción española, por estar basada en la inglesa y no decir ésta nada sobre el sexo del asistente, imagino que pusieron lo más normal en aquella época: que era un hombre.
Esa ocasión que se narra en el libro de Hagenbach y Werthmüller, en que Susi tomó LSD con Hofmann, tuvo lugar en el campo, según el mismo Hofmann. La fuente que utilicé para mencionar ese viajecito mental campestre, y que cito a pie de página en mi libro, es:
“Hoffman Turns 100”, Jeremy Kashnow Notes, Day 1, January 13th, 2006 – 09:00, San Francisco Room (http://www.setbreak.com/content/node/9), que encontré en la página que Erowid dedicó a su 100º aniversario. Fue hace unos años, y ya no existe, pero hay una copia en The web machine: http://web.archive.org/…//www.setbreak.com/content/node/9, por si alguien quiere más datos sobre ese tema y otros anexos.
Curiosamente, en esta fuente que acabo de citar, Hofmann cambia el nombre a su acompañante femenina en ese viaje realizado en plena naturaleza, porque no es posible que hubiera dos mujeres que tomaran LSD, y además las dos 100 mcg mientras que él 50 mcg. Tengo la sensación de que alguna vez quiso borrar pistas por lo que voy a decir a continuación, pero tal vez no se acordase bien, ya con 100 años. Quizá ese hueco del texto, al lado del nombre, quiera decir algo, o es alguna omisión o duda de quien transcribió la entrevista. Por otra parte, se contradice parcialmente sobre el uso que siempre quiso dar a la LSD: investigación y psicoterapia: “ I spoke with my friend, Ann_____, the author, and I told her I wanted to try LSD with her and we had the first planned psychedelic session. I had a technician from the lab as well, just to be safe. I had 50 micrograms and she had 100. It was a pleasant environment. We could see the trees and the park. It was beautiful because I had experienced this in the lab. I knew LSD was not supposed to be a technical thing, it was supposed to be used with nature. We drank wine and talked into the morning. This was the first planned psychedelic session”.
Decir “I knew LSD was not supposed to be a technical thing, it was supposed to be used with nature” no concuerda con sus grandes deseos de que fuese útil en entornos experimentales y clínicos. Lo de tomar LSD en el campo es propio de los años sesenta, de la época hippie, cuya forma de consumo nunca le gustó mucho.
Por cierto, y siguiendo con el tema de la LSD y las mujeres, la gente más cercana al maestro sabe que, cuando tomaba su propia droga y había alguna mujer cerca, se volvía un verdadero sátiro. Es célebre el artículo de Sánchez Dragó sobre lo que ocurrió una de sus noches en España, cuando vino nuestro sabio a Madrid, a los cursos de verano de la Complutense. Con casi 90 años cumplió como se debe frente a una estudiante bastante joven: “Ligó, ya casi nonagenario, con una alumna, y nos consta que cumplió, porque andábamos algunos, todos y todas revueltos, en la habitación contigua —nos habíamos tomado un límpido, cristalino ácido por su cristalina y limpia mano preparado— y el fragor de las sábanas traspasó el tabique” (http://www.sanchezdrago.com/blog/?p=91). El artículo creo que se publicó en El Mundo y no está en sus archivos, pero Dragó lo tiene en su web.
Me contaron otra anécdota, no recuerdo bien los detalles, pero me parece que en este caso consistió en que, con su ácido en el cuerpo, no dejaba tranquila a la hermana (¿tal vez la mujer?, no estoy seguro) de Ott.
Si con treinta y tantos años, poco después de descubrir la LSD, le sucedía lo mismo, prefiero no imaginar lo que pudo hacer con la tal Susi, que se casó y se marchó de Sandoz un año después. En cualquier caso, que yo sepa, a la chica se le perdió la pista. Supongo que muchos investigadores, a partir de comienzos de los ochenta, cuando Hofmann ya era una leyenda, intentarían localizarla porque podría ser una estupenda fuente de información sobre los primeros tiempos de la LSD en Sandoz, sobre los cuales sólo conocemos la versión oficial.
No obstante, no he incluido este tipo de anécdotas en mi libro porque todos somos humanos y hay que honrar la memoria del maestro, no mancharla.
Otra cuestión escabrosa tuvo que ser la de la muerte de su hijo mayor, tras largos años de alcoholismo, y de hecho no pregunté nada sobre el tema ni al hermano, el otro hijo varón de Hofmann, vivo y con unos setenta y tantos años, ni a su editor, Hagenbach. Ni un tema ni el otro creo que deben aparecer en una biografía, al menos no pocos años después de su muerte. Cuando hayan pasado muchos más y no queden familiares que le recuerden, entonces nuestros nietos podrán plantearse otra cosa, si es que quieren, y sacar a la luz los aspectos más humanos del maestro. Esa fue mi intención: no hacer una hagiografía, pero sí respetarle a él y a su familia.
Por último, aunque sea autobombo, animo al amigo And the martianits y a los demás que visiten este hilo, a que lean mi libro, ya que después podremos aprovechar para debatir aquí, en la página de ULISES, cualquier tema que os resulte curioso. El primero que propongo, para los que conozcan medianamente la vida de Hofmann, y sepan sobre el tema del uso de la LSD por parte de la CIA, es el capítulo que le dedico, con especial atención a la muerte de Frank Olson y al misterio del pan maldito de Pont-Saint-Esprit, un caso de intoxicación masiva.
Un saludo”
“Te doy la razón en parte, y por supuesto concuerdo en tu conclusión, pero me parece que, en este caso o en cualquier otro, una cosa es que alguien sea un genio en cualquier campo del saber, la ciencia o el arte; otra muy distinta es su condición humana; y no debemos olvidar que, por muy genial que sea un científico, un pensador o un artista, es una persona como todas porque tiene un cuerpo con las mismas partes y las mismas necesidades. Y además, no creo que debamos mezclar una cosa con la otra, porque la genialidad no conlleva la completa integridad moral, ni la santidad, y ni siquiera un carácter de trato fácil.
Por estos motivos, y si seguimos hablando de Hofmann, igual que la genialidad no conlleva que fuese un santo, como sugiere el cuadro de Grey, también es cierto que el hecho de que le gustaran mucho las mujeres, de que bajo los efectos de la LSD le subieran las hormonas, o que tal vez no fuera fiel a su esposa, no resta un ápice de brillantez a sus logros. No veo por qué hay que mezclar un ámbito con el otro en las personas brillantes, aunque sí lo hagan algunos discípulos, o que ellos mismos dejen que se fragüe ese hálito de santidad por interés propio (lo cual de nuevo es un defecto propio de gran parte de los seres humanos, pensando en los beneficios que acarrea).
Me permito aventurar que, una vez asumido que ya nunca conseguiría el Premio Nobel, empezó a dejarse querer por la misma comunidad que había contribuido a que la LSD se considerase una droga callejera y a que ganara mala fama. Y ya siguió en esa onda hasta el final de su vida.
Una vez dicho esto, siguiendo con Hofmann, si alguno de esos rasgos de carácter demasiado humanos, o de traiciones a su fama de gran bondad, yo hubiese visto que estaban demostrados, sin dudarlo así lo habría dicho en mi libro. Pero no es así, porque no tenemos el testimonio de Susi Ramstein, aunque sospechemos de lo que pudieran hacer en sus viajes campestres; no tenemos una teoría alternativa firme de cómo descubrió la LSD; no sabemos si lo de Pont-Saint-Esprit fue un experimento de algún tipo (ya que se han descartado las hipótesis principales); etc.
Concluyendo, tenemos sospechas de rasgos de un carácter humano, lo cual es por otra parte normal. Lo anormal sería que fuese un santo además de brillante intelectualmente: sería un ser perfecto. Por otro lado, no tenemos pruebas, sino sólo sospechas. Quienes sí pudieron aportar pruebas de ese tipo de acciones (en caso de que las hubiera) serían Hagenbach y Werthmüller, como amigos suyos durante muchos años, además de editor y asistente personal, respectivamente. Pero no lo han hecho en su biografía, así que, o bien no hubo nada o se lo han callado a propósito, para preservar la memoria de Hofmann. Si se ha dado esto último, tal vez pueda decirse que no han sido honestos, no lo sé.
En el extremo contrario, el tal H. P. Albarelli, “periodista de investigación”, en su libro “A Terrible Mistake”, le acusa de haber visitado Pont-Saint-Esprit un par de días después del comienzo del gran problema de salud, de haberlo utilizado para investigar y de haber mentido. Tal como digo en mi libro, aunque sí aporte pruebas para otras de sus afirmaciones, para esta en concreto no aporta nada; le escribí para pedirle sus fuentes, pero no contestó, así que su versión no es creíble en absoluto.
Y ahora sí para acabar, lo que sucede es que, como seres humanos (otra vez con lo mismo), igual que la mayoría busca chivos expiatorios a los que echar la culpa de nuestros males y que se sacrifican para purificarnos (en algunas épocas en sentido literal y en otras en sentido metafórico), también la mayoría busca religiones y otras cosas en que creer. Y en nuestro ámbito drogófilo ha habido una serie de personas (entre ellas Hofmann) que se presentan como una especie de ídolos; y como tales se les intenta mantener limpios de todo pecado.
Por otra parte, esto tiene mucho sentido en quienes relacionan la psiconáutica con las creencias tipo New Age, que también ofrecen una serie de doctrinas o teorías que pueden considerarse religión y que sustituyen a las religiones tradicionales (no estoy criticando a quien hace esto; tan sólo lo hago constar, vaya esto por delante). Creo que esto es lo que explica el deseo de santificar a Hofmann, Shulgin y otros.
En lo que concierne a mi libro, como bien sugieres, he dejado abiertos ciertos interrogantes sobre la figura de Hofmann, que cada uno puede interpretar como desee. Como no hay nada demostrado, no he creído conveniente lanzar ningún tipo de habladurías. Ante la duda, no soy nadie para manchar su buen nombre; y el hecho de haber dejado esos interrogantes me libra de haber escrito una hagiografía, que por otro lado no le hace ninguna falta a Hofmann, ya que sus logros hablan por sí mismos.
Un saludo”
Pura Revuelta
13 de febrer 2015, 08:02 PM
5José Carlos Bouso, muy interesante y curioso todo eso que señalas… y lo que insinúas. Por qué despediría Sandoz a Susi Ramstein? Crees que se la ha ninguneado y condenado al olvido por su condición de mujer? Dejó algún testimonio? Fue entrevistada en alguna ocasión? Se sabe si vive, con más de 90 años?…
J.C. Ruiz Franco, muchas gracias por tus prolijas explicaciones. Desde luego, tu libro está por encima de estos chismorreos. Y aprovecho la ocasión para transmitirte mi más sincera enhorabuena por un trabajo tan meticuloso.
J. C. Ruiz Franco
13 de febrer 2015, 08:20 PM
6“Es curioso cómo ha desaparecido todo rastro de Hofmann y de la LSD en la historia de la compañía”
Bouso: Hofmann nunca se llevó bien con la compañía, ni siquiera desde el principio, por celos profesionales por parte de Arthur Stoll. Según Hofmann manifestó en una entrevista de la que he olvidado la procedencia, Stoll, como jefe del grupo de investigación, siempre ponía su nombre al lado de quien realmente creaba algo nuevo, y luego se apropiaba de la patente por ser el jefe. Hofmann, con toda la calle que tenía, ya que no podemos olvidar que hasta los 17 años estuvo trabajando en una fábrica, hasta que su padrino puso el dinero para que estudiara, no se dejaría que le hiciera lo mismo, cosa que a Stoll no le gustaría nada, como es de suponer. Así que Stoll le puteó varias veces de obra y alguna de palabra, ante los superiores y creo recordar que algún comentario negativo dejó en su pequeño libro sobre los alcaloides del cornezuelo.
Por su parte, Hofmann consiguió quedarse con sus propias patentes y las vendió cuando se jubiló. Y en esa entrevista a la que me refiero, además de contar eso sobre Stoll, añadía que no era más que un mediocre, pero un gran oportunista.
La compañía le fue fastidiando, especialmente después de la que se armó en los sesenta. Incluso un jefecillo le rebajó el suelo, y Hofmann siempre andaba peleando por la pela. Pero tuvo suerte y en su 100º cumpleaños habría un presidente más o menos honrado, le hicieron un homenaje y publicaron un libro aprovechando ese homenaje, en edición bilingüe alemán-inglés. Allí se cuenta lo de ciertos puteos a Hofmann.
A Pura Revuelta: No ha quedado nada sobre Susi Ramstein. Pudo ser que en su día no quisieran que creara problemas (¿relación con Hofmann?) y se fuera, o bien la despidieron de la compañía. No hay más rastro sobre ella, y en aquella época (años cuarenta y recién terminada la guerra mundial) no había medios para que una mujer joven, de clase baja, pudiera protestar contra una empresa. De mayor, supongo que tampoco quiso decir nada. Por los años que pasaron entre aquello y la relación de Hofmann con el mundo psiconáutico, no puede haber nadie más que sepa sobre aquello, excepto quizá su hijo Andreas, al que entrevisto en mi libro. Pero no creo que quiera contar nada sobre eso.
Sobre todo esto no hay nada documentado, excepto lo del problema de Hofmann con un jefecillo (en ese libro del homenaje) y las relaciones tensas con Stoll, que todo el mundo cree que se debieron a los problemas relacionados con la LSD, pero que tuvieron más causas. Así que nada de ello era materia para añadir en mi libro, porque no creo adecuado lanzar rumores sin probarlos.
Un saludo
Ya me estáis liando para que escriba, con todo el trabajo que tengo :)
juan c. usó
13 de febrer 2015, 08:35 PM
7Jajajaja… De seguir así, esto puede acabar en un “Sálvame” de la psiconáutica…
J.C. y J.C. hace años me entrevisté con un psiquiatra de Barcelona que había sido discípulo del profesor Ramón Sarró y había hecho autoensayos con LSD (de hecho me regaló una ampolla de 50 microgramos). Digo esto porque le pregunté cuándo les había facilitado Sandoz las muestras para llevar a cabo los ensayos y, para mi extrañeza, me contestó que a mediados de los 70, y sin ningún problema. ¿Es posible que, después de toda la histeria antipsiquedélica que se había desatado entre finales de los 60 y principios de los 70, Sandoz siguiera enviando Delysid a los psiquiatras que lo solicitaban? Eso sí, las ampollas no llevaban ningún tipo de identificación, nombre, imagen corporativa… nada de nada.
J. C. Ruiz Franco
13 de febrer 2015, 08:46 PM
8Tocayo: tendrían un stock bastante considerable de lo que no vendieron o regalaron cuando era legal, y lo utilizarían para regalar a los psiquiatras durante los setenta borrando pistas (quitando las etiquetas, como dices).
Imagino que lo harían porque les serviría para intercambio de favores. Me refiero, claro está, a que los psiquiatras que pasaran consulta recetasen productos Sandoz, entre ellos la Hydergina (también obra de Hofmann), que durante mucho tiempo se consideró el mejor fármaco contra la demencia senil.
Por cierto, la han retirado hace unos años en España, pero me parece que no en otros países. Es una lástima porque funcionaba bien como nootrópico.
juan c. usó
13 de febrer 2015, 09:06 PM
9Gracias por el apunte, tocayo!
J. C. Ruiz Franco
14 de febrer 2015, 04:47 PM
10Gracias a ti, sobre todo por el primer mensaje que has dejado. Espero que todos los psiconautas castellano-hablantes lo entiendan, y así podrán leer los cumplidos que me ha hecho nada menos que el gran Juan Carlos Usó.
Por cierto, a ver si se anima el debate, que ayer puse enlace a esta página en mi cuenta de Facebook, en la de varios grupos drogófilos, y también desde el grupo Proyecto Shulgin en Español, con más de 2.000 miembros.
Vamos amigos, animaos. Es una buena oportunidad para preguntar sobre Albert Hofmann, para comentar o dar opinión sobre algún aspecto de su vida, su obra, sus creaciones, sus relaciones, etc. No me van a decir ahora que no tienen interés en el químico-farmacólogo más influyente de la historia junto con Sasha Shulgin. Los dos forman una incomparable pareja de genios, cada uno con su personalidad y sus motivaciones para investigar y crear, con muchas diferencias, pero también muchas semejanzas, especialmente en sus aportaciones a la farmacología y a la psiconáutica.
Espero sus comentarios. Un saludo.
juan c. usó
14 de febrer 2015, 06:45 PM
11Por favor, JC no me abochornes. Menos mal que me conocen peronalmente suficientes seguidores/as de lwsn como para entender que el “gran” que me atribuyes me viene grande, valga la redundancia, y no responde sino a un arrebato de amistad. En cualquier caso, espero que tu libro tenga la acogida que se merece, aunque mucho me temo que al público en general todo lo que exceda de los 140 caracteres permitidos por Twitter le da vértigo.
J. C. Ruiz Franco
14 de febrer 2015, 10:34 PM
12Bueno, si quieres rebajo lo de “gran” a “el buen escritor de libros y artículos, y frecuentemente invitado como ponente para ofrecer charlas en eventos por lo bien que maneja la documentación, por su amable carácter hacia el público y por la modestia que le caracteriza” :)
Además, si yo he dicho eso sólo por amistad, entonces tú has escrito esa reseña tan positiva de mi libro también por amistad. Por cierto, aún no se ha publicado en ningún sitio. Si Canti, el amable administrador de este portal, quiere publicarla, la pone en un buen lugar de su web, que se vea desde la página principal, y le da difusión, se la damos. ¿Verdad, tocayo?
Bueno, venga, cortemos ya este intercambio de piropos e ironías. Evidentemente, mi libro (y me imagino que todos) se escriben para quienes leen más de los 140 caracteres permitidos por Twitter, así que la gente que sólo lee eso ya está descartada de principio. Además, yo soy más de Facebook y la gente me conoce más en esa red social, que permite enrollarse más, así que juego con ventaja con lo de la cantidad de letras que mis conocidos suelen leer.
Leer y escribir mucho suele dar vértigo, y más en esta era en que vivimos. Normalmente no nos detenemos mucho en una página, sino que abrimos una, luego otra a través de un enlace, después otra enlazada y al final no leemos ninguna. La sobreinformación no ha generado más lectores, sino que los que no eran lectores siguen sin serlo, y muchos de los que eran buenos lectores se han convertido en lectores hiperactivos. Si esa hiperactividad les permite asimilar todo lo que tienen ante sus ojos, estupendo. Pero si les lleva a hacer lo que he dicho antes, entonces habremos perdido buenos lectores.
Y por cierto, “hemos venido aquí para hablar de mi libro”.
Bromas aparte, hemos hablado del tema de Susi Ramstein, de Hofmann y las mujeres y de su relación con la directiva de Sandoz.
Propongo otro tema polémico, que expongo en el siguiente mensaje, para separar bien lo que he dicho antes de lo que voy a decir a partir de ahora.
Un saludo
J. C. Ruiz Franco
15 de febrer 2015, 09:14 PM
13Hay otro tema que me gustaría comentar a los compañeros que ya han participado, pero también que sirviera para informar a los lectores que se pasen por aquí, y que opinen si lo conocen, o que lo hagan después de leer mi libro o informarse bien sobre él.
Me refiero al caso del pan maldito de Pont-Sant-Esprit, un pueblecito francés. A continuación cuento algo sobre este misterioso caso, pero como es bastante complejo, prefiero dar unos enlaces para que los lean quienes no lo conocen.
Un artículo del amigo Usó
Al final de la entrada de la Wikipedia española sobre Pont-Saint-Esprit dicen algo
En la versión inglesa dicen algo más
J. C. Ruiz Franco
15 de febrer 2015, 09:26 PM
14Aquí hablan algo y además resumen la hipótesis de Albarelli
He logrado encontrar el programa que Cuarto Milenio dedicó al tema, con un vídeo a base de imágenes y narración, y debate posterior en que participa nuestro viejo amigo, el doctor Cabrera
A quien le interese, si busca en Google encontrará más cosas. Si lee el libro de Albarelli (en inglés) tendrá más datos, y si lee el mío tendrá mas y, sobre todo, la bibliografía más relevante sobre este asunto, en la que me basé para hacer mi propia narración de los hechos.
Sigue siendo un misterio y no se llegó a saber cuál fue la causa de tantas intoxicaciones simultáneas en el tiempo y el espacio. Es también extraño que en tiempos más recientes, cuando ya hay mejores métodos para aplicar, ningún ministro francés, a petición del alcalde de la localidad, haya querido reabrir el caso para conocer la verdad (porque imagino que en algún sitio habrá quedado almacenado algo del pan tóxico, de la harina con que se hizo, y del cereal que molió el molinero, que luego se convirtió en harina).
Las diversas hipótesis se fueron rechazando, y lo que más nos interesa a nosotros es que un autodenominado periodista de investigación llamado H. P. Albarelli, especialista en escribir libros sobre misterios sin resolver y propenso a las teorías conspiranoicas, escribió en el año 2009 un libro sobre las prácticas de la CIA en la época más caliente de la Guerra Fría, sobre todo durante la década de los cincuenta, en el que trató dos temas relacionados con la LSD, razón por la que los menciono en mi libro. El libro se titula “A Terrible Mistake”, y es un tocho de casi 850 páginas.
Voy a mencionar sólo uno de esos dos temas en que entra en juego la LSD, el relacionado con el pueblecito francés de la intoxicación. Después de muchos datos, refutar tesis contrarias, decir que conoce secretos que nadie más sabe y que tiene ciertos documentos que prueban lo que dice, Albarellli afirma que la intoxicación se debió a que la CIA roció el pueblo con alguna variante de LSD, de algún modo que no llega a saber. Y además acusa a Hofmann de conocer todo sobre el asunto y de haber acudido un par de días después de los primeros brotes de la intoxicación, para observar el resultado del experimento. Según él, Sandoz estaba implicada hasta el cuello, en connivencia con la CIA, dentro del acuerdo que habían firmado poco antes, por el que vendieron LSD a la central de espías estadounidense.
En mi opinión, que no puedo contar aquí, sino mencionarla porque es muy larga, hay ciertos datos que aporta que parecen verídicos y que proporcionan nuevo material para este asunto, pero de ninguna manera demuestra que estuvieran implicados Sandoz y Hofmann.
He dicho algo sobre lo que yo he escrito sobre él en mi biografía de Hofmann, pero son muchas páginas, así que para conocerlo, o se lee el libro, o voy opinando poco a poco, según vayan saliendo puntos concretos. En cualquier caso, las opiniones son agradecidas, bienvenidas y bien recibidas.
J. C. Ruiz Franco
15 de febrer 2015, 10:57 PM
15CORNEZUELO DEL CENTENO, ERGOTISMO Y LSD
El tema anterior tiene mucha relación este otro que quiero exponer, como información para los lectores y por si alguien quiere opinar. Se trata de la enfermedad llamada “ergotismo”, es una de las hipótesis de lo que sucedió en Pont-Saint-Esprit, pero, sobre todo, nos presenta a la materia prima con la que trabajaba Hofmann y de la que obtuvo la LSD. De hecho, en los años siguientes, Sandoz siguió consiguiendo LSD de esa forma, si bien después ya lo hicieron por pura síntesis química.
A quienes no hayan leído la biografía de Hofmann les recomiendo que lean esto bien, puesto que es una buena introducción a las investigaciones de nuestro protagonista.
El ergotismo fue un mal muy frecuente hasta el siglo XIX, sobre todo en los años en que el centeno no era de buena calidad. Resulta que el centeno (y otros cereales, pero en menor medida), en ciertas condiciones (sobre todo en inviernos extremadamente fríos y húmedos) tiene predisposición a que en él aparezca un hongo parásito, que a partir del momento en que ya se conoció la causa del problema, se le llamó “cornezuelo del centeno”, “ergot” y otras muchas denominaciones en todos los idiomas europeos.
Prácticamente hasta el siglo XIX, cuando empezaron a tomarse las primeras medidas higiénicas, ni el pueblo ni los científicos conocían la causa de una enfermedad que solía llamarse “fuego de San Antonio”, y cuyos principales síntomas eran: alucinaciones, convulsiones y gangrena. Los afectados en mayor medida sentían cómo sus piernas y brazos les ardían, con un dolor terrible. Un tiempo después, los miembros se les caían literalmente, totalmente ennegrecidos. Si la gangrena se había limitado a varios miembros y no se había extendido por el cuerpo, la víctima sobrevivía, pero quedaba mutilada de por vida. Si se extendía por el cuerpo, moría mientras sufría fuertes dolores y quemazón por todas partes.
Bien, pues esto es lo que provocaba el cornezuelo del centeno hasta hace bien poco. No obstante, hubo algunas culturas que, aparte de conocer las terribles epidemias que producía, sabían que tenía ciertas propiedades; en concreto, para provocar el parto cuando era necesario y para cortar la hemorragia después del parto. Esa sabiduría, durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII, quedaba reservada a algunas parteras y a las llamadas brujas, que no eran más que mujeres que conocían las propiedades curativas de muchas plantas, un saber que chocaba a una población completamente ignorante. El resto de la población se limitaba a sufrir las epidemias, el año en que la cosecha contenía mucho cornezuelo.
Pues bien, ese cornezuelo contiene sustancias que son los principios activos de muchos medicamentos actuales, entre ellos varios fármacos creados por nuestro sabio, Albert Hofmann, pero también la misma LSD se obtiene de él. Es decir, una serie de beneficiosos medicamentos modernos y la LSD proceden de un hongo que infectaba el centeno y otros cereales y que provocaba terribles epidemias, lo cual es un ejemplo más que los tóxicos pueden también ser buenos fármacos, y que las drogas se puede utilizar correcta o incorrectamente, siguiendo la famosa sentencia de Paracelso, “Sola dosis facit venenum” (“Es solamente la dosis lo que convierte a algo en un veneno”).
Una investigadora lanzó hace años la tesis de que el cornezuelo fue tan prevalente durante varios siglos que el declive demográfico que sufrió Europa a partir del siglo XIII, y del que no se recuperó hasta finales del XVI, no se debió sólo a la conocida peste bubónica, sino a las epidemias de fuego de San Antonio o ergotismo. Se trata de un tema interesante que explico extensamente en mi libro.
Puede leerse sobre el tema en
Claviceps purpurea
Ergotismo
Ergotismo en la Wikipedia
J. C. Ruiz Franco
15 de febrer 2015, 11:13 PM
16CONTINÚA EL TEMA DEL ERGOTISMO
Hay mucha más información en la versión inglesa de la Wikipedia: Ergotism
Todo esto da para mucho; en realidad para escribir varios libros. Y lo que redondea todo este asunto y lo convierte en algo casi mágico es, aparte de que desde hace muchos siglos existiesen esas aplicaciones medicinales del cornezuelo, la llamada tesis de Hofmann, Wasson y Ruck, según la cual la ceremonia cumbre de los ritos de iniciación a los misterios eleusinos, en los que se rendía culto a Deméter, diosa de la tierra y de todo lo que ella proporciona a los seres humanos para su subsistencia, y a su hija Perséfone, era una reunión de miles de personas, durante la cual los sacerdotes hacían que quienes iban a ser iniciados bebiesen el kykeon, que según Hofmann se preparaba haciendo pasar por agua una variante especialmente visionaria del cornezuelo, que en aquella región parasita el llamado pasto silvestre y la cizaña.
Es decir, el momento culminante de la iniciación a los misterios de Eleusis, los ritos más importantes del mundo griego, lo constituía nada menos que la administración de una bebida que contenía sustancias muy parecidas a la LSD, los alcaloides del ergot solubles en agua, como por ejemplo la amida del ácido lisérgico (LSA) y la ergonovina, que son visionarios, sin duda, aunque su embriaguez sea menos “limpia” que la de su pariente semisintético, la LSD.
Sobre esto, es evidente que la mejor lectura es el libro de los creadores de la teoría, “El camino a Eleusis”, de Hofmann, Wasson y Ruck. En Internet se puede leer algo en Misterios Eleusinos (al final se habla de “La teoría de la LSA”) y esta otra página
Si se busca en Internet “Misterios eleusinos” se podrá encontrar gran cantidad de información. Ahora bien, la relación entre el cornezuelo del centeno, su producción del ergotismo, el descubrimiento de sus alcaloides, las primeras investigaciones con ellos, y por fin la obtención de la LSD, y posteriormente su conexión con la teoría que afirma que en los misterios eleusinos se bebía una especie de bebida lisérgica es algo que sólo aparece en mi biografía de Hofmann.
Un saludo y buenas lecturas.
José Carlos Bouso
16 de febrer 2015, 06:04 PM
17Hola de nuevo,
Sobre Susi yo no he insinuado nada, me he limitado a exponer los hechos que conozco. Creo que nadie se ha molestado en rastrearla. Si vive tendrá eso, unos 90 años. Sí parece que los informes de sus dos experiencias oficiales están en los archivos de Sandoz y son accesibles por tanto.
Sobre la LSD de los 70, los convenios permiten la investigación con drogas fiscalizadas, y esta no se ha detenido nunca (aunque ha habido periodos más fértiles que otros). Sandoz tenía sede en España desde principios de siglo pasado, creo que además en Barcelona, luego quizás no era tan difícil conseguirla aquí para uso científico. De hecho creo que en los USA se hicieron estudios con LSD hasta 1978. Hoy todo esto en Europa es más complicado pero no por la legislación sobre drogas sino por la normativa europea sobre ensayos clínicos (excepto en Suiza, que no pertenece a la EU, por eso han podido hacer allí un estudio terapéutico con LSD que se ha publicado recientemente, pero la LSD no era de Sandoz, que ya no la fabrica).
Saludos!
J. C. Ruiz Franco
19 de febrer 2015, 02:26 PM
18Ese mismo día pedí información a Sandoz España, y el departamento de atención al cliente ha trasladado mi solicitud al departamento de comunicación. Supongo que con ello (o al menos es lo que deberían, si van a hacerme caso) es pedir información a la central de Basilea, donde deben estar guardados todos los archivos antiguos de la compañía, porque no creo que se hayan dedicado a informatizar un material tan inmenso (puede que lo tengan en microfilm). Dado que tendrán todo ordenado cronológicamente, deberán buscar los archivos relacionados con Susi Ramstein de los años 1943 y 1944.
Espero que me contesten, y si lo hacen ya os contaré.
Un saludo y gracias a Bouso por sugerir abrir este tema.
Eduardet
23 de febrer 2015, 03:35 PM
19Boas tardes… he aquí mi teoría anti-conspiranoica sobre el los Misterios de Susy: nadie la eclipsó, nadie le hizo el vacío, nadie la hizo desaparecer de los anales de la psiconáutica. Nadie… sino ella misma. Ella fue la que pidió que se corriera un tupido velo, ella fue la que prefirió no figurar, no dejar rastro, no aparecer, no ser mencionada… Ella fue la que optó por hacer borrón y cuenta nueva, casarse, irse a vivir con su marido, tener y criar a su hijo y dejar sus devaneos con la LSD, la psiconáutica y el Sr Hofmann como algo del pasado, una locura de juventud que prefería dejar atrás y de la que no tenía ningún interés en que fuese de dominio publico.
Veis que facilito?
Joer, si yo mismo he pedido que borren videos míos de la Web (cuando es de dominio publico que soy un puto yonki irrecuperable), imagínate una jovencita de los años 60 en la mismísima antesala de sus nupcias…
José Carlos Bouso
24 de febrer 2015, 10:43 AM
20Hola Edu,
Sin duda tienes razón. Nadie concienzudamente ha tratado de desplazarla de los elencos de la historia de la psiconáutica. Con ella ha ocurrido como con otras tantas mujeres a lo largo de la historia, simplemente su contribución no se ha tenido en cuenta. Es una constante en la historia de la humanidad y no digamos ya de la ciencia, donde la necesidad de reconocimiento alcanza niveles patológicos nada envidiables a la de los artistas. Un ejemplo muy obvio, por lo relevante de su descubrimiento, es el de la doble hélice: la persona que dio con la clave para resolver la estructura del ADN, Rosalind Frankiln, ha sido ninguneada hasta recientemente, cuando se reconoce su contribución sin la cual Crick y Watson nunca habrían dado con la estructura final (http://goo.gl/PBE5yU). Así que es posible que a Susi nadie la haya ninguneado, más que la propia inercia de la historia.
Primero, sus devaneos con la LSD no fueron en los 60, sino en los 40. La LSD no era una droga entonces, sino el más prometedor de los fármacos psiquiátricos. No había ningún estigma y era público quién de Sandoz tomaba LSD y cómo le sentaba, ya que todos redactaron informes de sus viajes. Por el libro de JCRF sabemos que Stoll, el psiquiatra del grupo, sufrió una crisis psicótica, por ejemplo.
Resulta que de Hofmann solo sabemos la versión oficial, la que él ha publicado. Sin entrar en conspiraciones, solo en sentido común, sorprende que un científico con vocación de humanista redujera una experiencia de 8-10 horas a un par de páginas. Habría molado saber más de ese primer viaje de Hofmann. Bueno, pues resulta que su ayudante, Susi (aunque todos durante décadas hemos pensado que era un hombre), lo acompañó durante toda la experiencia y redactó también un informe. Si alguien hubiera rastreado en los archivos de Sandoz, aparte de la versión oficial de Hofmann, la que hemos leído y escuchado repetida y machaconamente una y otra vez, tendríamos una versión alternativa. No para conocer detalles morbosos, sino para tener otra voz que nos cuente qué pasó aquella tarde. Lo único que ha trascendido del informe de Susi es que en el viaje en bicicleta Hofmann iba a toda leche y a ella le costaba seguirle. Y de nuevo, quizás lo interesante aquí no es el género de la ayudante, sino un informe de esa experiencia narrado por una observadora.
Pero además es que Susi fue la que más LSD tomó en Sandoz y a dosis más altas. Y mientras los informes de Hofmann y de Stoll y de otros han trascendido, de nuevo los informes de Susi siguen esperando que alguien los haga públicos. Ayudó por tanto más que nadie de Sandoz a caracterizar los efectos de la LSD. No sé si esto requiere reconocimiento, pero sí al menos mención en la historia. Y desde luego hacer públicos sus informes, como se ha hecho con los informes de los capos. Probablemente el hecho de que fuera una simple asistente de laboratorio sumado a la condición de mujer ha hecho que a lo largo de los años haya ido pasando desapercibida. No es culpa de nadie ni hay intenciones ocultas detrás, es la simple realidad inconsciente de cómo modula nuestros focos de atención en la realidad el estatus y el género.
Y luego, claro, están los cotilleos, que también molan. ¿Fue casualidad que Hofmann decide hacer un autoensayo un viernes cuando su mujer se ha ido fuera con los niños y se va a casa con su ayudante de 21 años? ¿Conocía ya los efectos de la LSD? ¿Era ese realmente su primer viaje? ¿Alguien aún se cree que la LSD se impregne por la piel? ¿Es que nadie ha tenido LSD entre sus manos? ¿Cuántos se han intoxicado manipulando tripis? Según JCRF Hofmann nunca subió la dosis con la que accidentalmente se intoxicó el día de la bicicleta y eso ya le parecía una dosis altísima. De hecho, en un paseo por el campo con Susi (fuera de la experimentación en el laboratorio), ella toma 100 mcg y él solo 50. Y en el primer viaje “oficial” de Susi, en Sandoz, toma también 100 mcg… ¡y se va a casa! Nadie (ni Stoll ni otros) se fueron a casa después de tomar LSD en el laboratorio. Justamente si estás estudiando los efectos de un fármaco desconocido porque tienes que escribir el prospecto de cara a su comercialización se DEBEN observar todos los efectos. Pues Susi se va a casa, sola y en tranvía. ¿No son demasiadas temeridades (trabajar sin guantes, exponer a una empleada a sufrir un accidente, tomar un fármaco nuevo en el campo con la joven ayudante cuando el psiquiatra de la empresa ha sufrido un brote psicótico…) en un laboratorio regido por la élite farmacéutica alemana?
Lo dicho, que probablemente no hay una conspiración tratando de ocultar a Susi, estoy contigo. Simplemente no se ha prestado atención a su posible contribución. Quizás es porque es intrascendente. Hasta que no se hagan públicos los informes que escribió, tanto sobre sus experiencias como sobre las de Hofmann, no lo sabremos.
Saludos!
Eduardet
24 de febrer 2015, 02:31 PM
21Tengo las respuestas tus preguntas:
1 – ¿Fue casualidad que Hofmann decide hacer un autoensayo un viernes cuando su mujer se ha ido fuera con los niños y se va a casa con su ayudante de 21 años?
Evidentemente, no.
¿Conocía ya los efectos de la LSD?
Si.
¿Era ese realmente su primer viaje?No.
¿Alguien aún se cree que la LSD se impregne por la piel?
En unos días me hecho cinco gotas y te cuento.
¿Es que nadie ha tenido LSD entre sus manos?Que tire la primera piedra quien esté libre de pecado.
¿Cuántos se han intoxicado manipulando tripis?
The One & Only.
Por lo demás, completamente de acuerdo.
Salvo que el caso de Rosalind, más que un ejemplo de ninguneo por cuestiones de género o de cualquier otro tipo es, simplemente, un caso de ROBO en toda regla. De hecho es el ejemplo paradigmático de robos científicos, el mayor y más famoso del ámbito de la biología.
Abrazos.
ddaa
24 de febrer 2015, 05:24 PM
22Queda claro que Hofmann era un pillastre, un donjuan y un poco hipócrita, pues mientras proponía un regreso a un Eleusis de pesadilla gestionado por putos psiquiatras y arremetía contra Leary por su uso hedonista del ácido, él se ponía las botas con Susi y con toda jipi que se le ponía a tiro. Y Anita, en casa y sufriendo en silencio sus devaneos.
José Carlos Bouso
24 de febrer 2015, 10:27 PM
23Lo más curioso de todo es que durante todas estas décadas, ¿a quién le ha importado el ayudante de Hofmann? Hemos tenido que conocer que se trataba de una mujer para que nos interesara qué papel jugó ese supuesto ayudante en la historia de la LSD, jajaja. Si hubiera seguido siendo un tío, como todos creíamos, ¿a quién le hubiera importado? jajajaja.
Y sobre Rosalind, luego tenemos que escuchar que todo es porque Crick tomó ácido y bajo sus efectos visualizó la estructura del ADN. Vivir para ver!!
Abrazos.
Eduardet al caloret
24 de febrer 2015, 11:27 PM
24Hostiás!!!! No había caído en lo del ácido de Crick, ¡¡¡qué hijodeputa!!!
En cuanto a Susi, jajajaja opino que en este último mensaje lo has clavado de verdad jajaja
J. C. Ruiz Franco
25 de febrer 2015, 10:47 PM
25Bueno, puede que contesten a mi solicitud y salgamos de dudas, aunque me extraña que les guste que nadie husmee en sus archivos. De momento no me han dicho que no, sino que lo pasaban al departamento que supongo que se pondrá en contacto con Basilea.
Por cierto, supongo que al ser una empresa privada sólo hará públicos sus archivos si quieren, esto es, no tienen ninguna obligación en ningún momento.
Es posible que Hofmann anduviese a la caza de la que le gustara o la que se le pusiera a tiro. De hecho, ya he comentado, no sé si aquí o en el otro foro, que los allegados reconocen que al tomar ácido se ponía en plan sátiro y echándole el aliento por detrás a la mujer más cercana (palabras literales de alguien que conocemos). Lo malo es que no hay pruebas, ni testimoniales ni bibliográficas para afirmarlo, excepto el artículo de Dragó sobre su noche desenfrenada en los cursos de verano de El Escorial. Si Susi Ramstein o cualquier otra se hubieran decidido a declarar o escribir algo, la cosa sería distinta.
Bouso: el primer autoensayo voluntario con 250 mcg y el posterior viaje en bicicleta en el que le acompañó Susi Ramstein fue un lunes. El viernes anterior fue cuando, según la historia, absorbió una pequeña cantidad y sólo sintió un ligero mareo.
José Carlos Bouso
26 de febrer 2015, 11:42 PM
26Gracias JCRF por la corrección. Qué grande Hofmann, no tardó mucho tiempo entonces en tratar de descubrir qué escondía ese extraño producto catalogado como “LSD 25”!
Respecto a los archivos de Sandoz, me consta que son accesibles. Otra cosa es que los envíen por mail. Algo parecido se ha hecho con el caso de la MDMA, donde Merck permitió a unos investigadores acceder a sus archivos para clarificar el origen de la historia de la MDMA:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17152992
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16911722
Saludos.
J. C. Ruiz Franco
1 de març 2015, 03:45 AM
27Si no los envían por email, aprovecharé alguno de mis viajes a Suiza para comprobar cómo van las cuentas que tengo en varios bancos para acercarme a pedir la información a los chicos de Sandoz, que siempre se llevaron bien con el abuelo, y que estarán deseosos de dar información sobre el que seguramente sea el único producto que no les ha hecho ganar dinero, sino perderlo, ya que las muestras a los laboratorios y los psiquiatras las daban gratis a cambio de informes sobre los resultados conseguidos, y me temo que sólo sacaron dinero de los locos de la CIA.
De paso aprovecharé para ver si Rittimatte sigue en venta y la compro. Por cierto, otro cotilleo: en cuanto murió el abuelo, la familia puso en venta la casa y el inmenso terreno que la rodea (la colina entera). Lo sé porque buscando encontré el anuncio que pusieron en Internet. Lo tengo guardado en otro ordenador. A ver si lo busco y os digo cuánto pedían.
J. C. Ruiz Franco
28 de març 2015, 08:13 PM
28Nada nuevo a la sombra de esta web. Me temo que el departamento de comunicación no se comunicó con Basilea, o que, si llegó a hacerlo, los suizos no se molestaron en buscar información antigua en sus viejos archivos o que no quisieron proporcionármela, así que Susi Ramstein seguirá siendo un misterio a no ser que en algún momento surja alguien contando algo sobre ella.
Abrazos para todos.
Canti Casanovas
28 de març 2015, 08:43 PM
29¿Ramstein con una m o Rammstein con 2?
ddaa
1 d’abril 2015, 06:40 PM
30Con una, Canti. Los de Du Hast se bautizaron así (añadiendo una eme) por una base aérea estadounidense, famosa por un accidente en el que murieron setenta personas durante una exhibición aérea.
J. C. Ruiz Franco
22 de juliol 2015, 08:41 AM
31Disculpad, después de tantos meses, pero sólo de vez en cuando entro en foros; ya tengo bastante y pierdo mucho tiempo con el Facebook. En efecto, Sandoz no se molestó en comunicarse conmigo, excepto la promesa de la sección española de que enviarían la petición a la central. Nada más, ahí se ha quedado todo.
Sin embargo, hay dos personas vivas que deben de conocer bien el tema y las posibles correrías de Hofmann: su editor, Dieter Hagenbach, y el hijo mayor vivo, Andreas. Ambos tienen setenta y tanto años, conocieron bien a Albert desde hace mucho tiempo (a finales de los cincuenta el hijo sería consciente de todo, y Hagenbach le conoce desde entonces), y tienen que saber sobre el tema de Susi Ramstein, si es que hubo algo, y más cosas.
Lo malo es que precisamente yo les envié un cuestionario con una serie de preguntas y sólo me contestaron algunas, saltándose las de carácter más privado, con lo que sus entrevistas, incluidas en mi libro, quedaron demasiado breves. El hijo llega a decir que sabían poco sobre lo que ocurría en su trabajo.
Además, Hagenbach es el autor de la biografía de Hofmann que se publicó en alemán y en inglés. En ella menciona a Susi, pero no dice nada sobre el tema del que estamos hablando.
Ellos dos, mejor que los archivos de Sandoz, serían la mejor fuente de información, ya que esos archivos de Sandoz se limitarán a ofrecer datos sobre el laboratorio y poca información personal.
Lo que me temo es que no abrirán nunca la boca, para no manchar el buen nombre del maestro. O tal vez sí… en caso de que dejen sus memorias para publicar después de su muerte, sobre todo en el caso de Hagenbach, que es editor.
O quizás estemos haciéndonos demasiadas suposiciones, no hubo ningún lío con Susi y esas relaciones extramatrimoniales fueron algo puntual, como la que contaba Dragó en su artículo y pocas más.
En cualquier caso, como siempre he dicho, a falta de pruebas fehacientes, todo el mundo es inocente. Por eso, como autor de su biografía, no quise manchar el buen nombre de Hofmann sólo basándome en habladurías. Si alguna vez sale algo como lo que he dicho y escribiéndolo alguna de esas dos personas, bien estará; si no sale, lo que pudo hacer en ese sentido se olvidará y pasará a la historia sólo por sus logros. Amén.
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